El pedrisco merma esta campaña la producción de ajos en un 15%

I.P. / Castrojeriz
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Es tiempo de recolección y de tejer las ristras, labor en la que afanan estos días en Castrojeriz los hermanos González Díez, los mayores sembradores y comercializadores de la zona

Cefe, Gonzalo y Ramón, los mayores productores de ajos de la provincia, ‘aparcan’ estas semanas sus respectivos trabajos para sacar, limpiar y tejer los ajos. - Foto: Luis López Araico

Ramón, Gonzalo y Cefe se ganan la vida ejerciendo sus profesiones de fontanero, jardinero y albañil respectivamente, pero los tres hermanos González Díez comparten muchas horas dedicando su tiempo libre a la pasión por el mundo de los ajos que heredaron de su padre y abuelos y que ahora está en sus manos mantener. Son la tercera generación que se dedica a este cultivo y lo hacen en un par de hectáreas en fincas ubicadas en Castrojeriz, la localidad de la provincia que más vinculación tiene con este producto, al que ensalza desde hace 44 años con su popular feria. 

Son los únicos productores de la villa, y prácticamente de la provincia, que comercializan el producto, exclusivamente a particulares, consumidores que llevan muchos años acercándose hasta la casa familiar para comprar sus ristras, de una gran calidad; nada de llevarlos a tiendas o restaurantes, dicen, porque «no compensa el trabajo que lleva tejerlos y venderlos de esa manera ni a nosotros ni a ellos».

Sus clientes no son solo de Castrojeriz, sino de la comarca Odra-Pisuerga y de Madrid y Bilbao. Son fijos cada año y llegadas estas fechas veraniegas no dudan en desplazarse para adquirir las ristras elaboradas artesanalmente.

Esta campaña la producción ha descendido considerablemente, explica Ramón, uno de los tres hermanos, que añade que ese descenso puede rondar el 15%, por lo que si ellos en un año normal recolectan unos 10.000 kilos, este año estarán en torno a los 8.000. El motivo no es otro que la fuerte granizada que cayó en Castrojeriz el 29 de abril y que afectó igualmente a los cultivos de cereal. En ese momento la planta ya estaba crecida y el granizo descabezó los tallos, de tal manera que muchos de ellos se partieron y dejaron de alimentar a los incipientes ajos sepultados bajo la tierra. A su vez, incide Ramón, eso está repercutiendo a la hora de tejer las ristras porque el cuello del tallo no está igualado y cuesta ejecutar a la perfección el trenzado. Con la destreza y maestría que los tres hermanos tienen seguro que a pesar de ese problema, las ristras lucirán tan hermosas como suele ser habitual cada campaña. La calidad en todo caso no se ha visto alterada aunque sí el tamaño, este año algo más pequeño por esa falta de alimentación en el momento más importante de su desarrollo.

El cultivo de los ajos es laborioso y comienza hacia el mes de octubre cuando se prepara la tierra para sembrarlos durante noviembre y diciembre. Hacia marzo requieren de un repaso para darlos tierra y retirar las malas hierbas, y a finales de junio se recolectan y se dejan secar, para comenzar en julio a tejerlos de forma totalmente manual. Los hermanos González Díez confeccionarán entre 2.000 y 3.000 ristras por campaña, depende de la producción, de dos tamaños, la mayoría de 30 cabezas y otras de 15. 

El descenso de la producción ha hecho que este año suba el precio de los ajos, entre 18 y 25 euros por ristra se venderán, explica Ramón, que como cada año estarán este sábado con sus puestos en la Feria de Castrojeriz.

En el fondo, son unos románticos a quienes les gusta continuar la labor de sus antepasados al margen de la rentabilidad. «Si fuera por eso igual ya lo habíamos dejado, pero nos gusta seguir con esta tradición familiar», argumenta Ramón, mientras elabora sus ristras en el almacén de la calle Camarasa donde se juntan ellos, sus mujeres y sus hijos para 'echar una mano'.

Al margen de Ramón, Gonzalo y Cefe son ya pocos los productores que comercializan los ajos en la provincia, aunque muchas familias los siguen sembrando para el consumo habitual de sus hogares.

En Villaquirán. En Castrillo Mota de Judíos y en Villaquirán de la Puebla también un pequeño puñado de vecinos mantiene la tradición familiar «por costumbre». Uno de ellos es Ángel Antón, el nuevo alcalde de Villaquirán tras las elecciones del 28-M. Durante años ha trabajado como jefe de sección en Campofrío, pero no ha dejado nunca de sembrarlos y ahora que está jubilado, puede entretenerse y mimar más su producción y la elaboración de las ristras. También comercializa las ristras fundamentalmente entre vecinos del pueblo, la comarca y Burgos capital. 

Los siembra en una pequeña parcela y su producción ronda las 6.000 cabezas que también trenza en ristras de 30 y 15. En su caso, el pedrisco no llegó a la finca donde los cultiva, aunque sí se cebó en otra parte de la localidad, reconoce Ángel que se encarga él solito de limpiar los ajos y hacer las ristras. Dedica unas cuatro horas por la mañana, con la fresca, de 8 a 11», dice. La labor le cunde porque viene a tejer 6 ristras a la hora, añade este productor que recuerda que con 8 años comenzó a ayudar a su padre en este trabajo, y que si lo mantiene es por seguir esa tradición paterna; «la verdad es que se está perdiendo el cultivo porque los jóvenes no quieren sembrarlos», añade con algo de pesar. 

Y en este punto, recuerda que también en Villaquirán de la Puebla sigue produciendo ajos su primo Paco. «Creo que siembra más que yo, y eso que ya tiene 80 años», remata Ángel, que mantendrá la tradición de acercarse el sábado a Castrojeriz. Para la ocasión ha elaborado una hermosa ristra de 40 cabezas, «solo para exponerla, no estará la venta», matiza el productor y alcalde de Villaquirán.