En apenas cuarenta y ocho horas se habrán cerrado las urnas catalanas. No deja de ser llamativo que, mientras a las elecciones vascas apenas si se le han dado trascendencia nacional -pese a que Bildu y PNV son apoyos necesarios para el gobierno de coalición-, ocurre lo contrario con los comicios catalanes, hasta el punto de que no faltan quienes creen que son decisivas para la continuidad de la legislatura. Pareciera que son más importantes, más decisivos o más beligerantes con Sánchez que los nacionalistas vascos. Numéricamente todos son igual de necesarios pero los importantes son los independentistas catalanes y no es de extrañar. Ellos son la gran apuesta de la estrategia del PSOE.
Las encuestas ya indican el que parece ser ganador seguro, pero ahí acaba la certeza en lo que a recuento de votos se refiere. A partir de ahí la incógnita es absoluta porque ganar las elecciones no garantiza el poder y está visto que quien gobierna, al final, es el que gana y ganan, por supuesto, aquellos que reuniendo escasos votos pueden ser determinantes cuando se establecen pactos que mantienen a la legislatura en un ay continuo.
Bien se puede decir que la legislatura arrancará de verdad a partir de las elecciones europeas, pero mientras esto ocurre, y vistos los precedentes, quién va a aparecer como ganador seguro es el presidente del Gobierno. Así lo verbalizó en el Congreso tras las elecciones vasca. Los socialistas obtuvieron 12 escaño de 75 pero Sánchez se erigió en ganador cuando le recordó a Feijóo que la suma de votos vascos refrendaban el Gobierno de coalición progresista.
De los resultados de su partido no dijo nada. Lo importante era que la suma había reafirmado la mayoría del Congreso. Ignoro si va a repetir el argumento, pero entra dentro de lo previsible que en voz alta o baja, la lectura que se haga de los resultados no será muy distinta. "Somos más" dijo tras las últimas elecciones generales y ahora en Cataluña puede ocurrir lo mismo. En este caso con lógica satisfacción por los resultados que las encuestas prevén para el candidato socialista que es el hombre fuerte del PSOE. Los resultados del PSC fueron imprescindibles para que haya gobierno de coalición.
Al margen del 'somos más' que tanto gusta al Presidente, la política de pactos se prevé emocionante y mucho más el después de los mismos. A muchos nos cuesta creer que si los independentistas pueden gobernar juntos, no lo hagan y nos cuesta, aún más, creer que si está fuera la voluntad final de ERC y de Junts, fuera Sánchez el que se pusiera firme ante ellos y les dijera algo así como o gobierna Illa, o la historia se acaba.
Esto es seguro que no va a ocurrir de modo que, sea cual sea la fórmula de gobierno de la Generalitat, es más que probable que la mayoría del Congreso no se vea afectada aunque sí tensionada. La clave está en que 'somos más' de modo y manera que Pedro Sánchez, aún cuando su candidato no gobierne, lo esgrimirá como un triunfo frente al PP. ¡Nada le puede gustar más!