Todo estaba preparado para anunciar antes de que terminara la actual legislatura la que estaba llamada a ser la noticia más importante de la historia del aeropuerto de Villafría en lo que a vuelos comerciales se refiere. Al menos así lo pensaba el Gobierno de coalición del PSOE y Cs, que creía tener atado un acuerdo con Ryanair para establecer dos rutas internacionales entre marzo y octubre de 2024 y una conexión nacional al sur de la península durante todo el año.

Hasta los pliegos estaban listos para convocar un consejo extraordinario de Promueve y solo se estaba a la espera de la conformidad de la aerolínea irlandesa, que se esperaba que llegara a principios de la semana pasada. Incluso se había solicitado ya al área de Intervención del Ayuntamiento saber si era necesario habilitar una partida en la modificación presupuestaria que se aprobará de manera inicial el próximo mes de abril.

Ni siquiera las dudas que había expresado Ryanair sobre la resistencia de la plataforma del aeropuerto (el lugar en el que se detienen los aviones para que suban y bajen los pasajeros) para sus Boeing 737 había disuadido al vicealcalde y presidente de la Sociedad de Promoción, Vicente Marañón, del intento por sacar adelante la licitación. Se aceptaba incluso introducir una cláusula en la que se permitía la ruptura del contrato en el supuesto de que este problema no se solucionara. Una dificultad, también cabe decir, que Aena negó al asegurar que el aeropuerto de Villafría está preparado para acoger cerca de 500 operaciones anuales con las aeronaves que utiliza la compañía irlandesa.

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