Uno de los objetivos que el ya exalcalde Daniel de la Rosa planteó a la Policía Local en la última fiesta del patrón fue acabar con los atropellos tras un 2022 trágico en que perdieron la vida seis personas. Lo cierto es que, con ese balance, el cuerpo municipal ya se había puesto manos a la obra en la tarea, si bien desde la jefatura se advirtió de que incrementar los controles y las campañas no sería suficiente, sino que estas medidas tenían que ir acompañadas de mejoras en la vía pública, concretamente en los pasos de peatones.

Así pues, en el marco de un plan específico para extremar la vigilancia también se dio orden de estudiar aquellos cruces en los que había riesgo para el viandante y así trasladarlo al resto de áreas competentes. Pese a estos esfuerzos, las cifras siguen al alza en la primera mitad del presente ejercicio. Según los datos facilitados por el servicio 112, se han recibido hasta julio un total de 54 llamadas por este tipo de accidentes, cuatro más que en el mismo periodo del año pasado. 

La estadística deja al menos una lectura positiva: no ha habido que lamentar el fallecimiento de ningún peatón por culpa de un atropello. A estas alturas del pasado año, tres personas habían perecido en las calles de la capital burgalesa. Por aquel entonces, los mandos de la Policía Local y los responsables políticos no ocultaban su preocupación por las consecuencias de este tipo de accidentes. No en vano, el ejercicio terminó con otros tres atropellos mortales (dos de ellos no aparecieron en la estadística oficial porque los decesos se certificaron días después), a los que se sumaron otros dos ocurridos en diciembre de 2021. 

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