Burgos ha explotado de júbilo este domingo a las 20.38 horas. La ciudad nunca va a olvidar el 4 de octubre de 2020, el día en el que su equipo de baloncesto, el Hereda San Pablo, ha entrado por la puerta grande en el Olimpo de los dioses de Atenas con una exhibición ante el AEK de Atenas, la tercera esta semana tras Jerusalén y Dijon, en la final de la Basketball Champions League.
Poco después de que los Cook, Renfroe, Benite, McFadden, Barrera, Rabaseda, Salvó, Rivero, Horton, Kravic, Sakho, Huskic y Queeley -sin olvidar a los otros héroes que se quedaron sin final (Lima, Clark, Bassas, Vega, Apic, Stevic y Tokoto)-, liderados por Peñarroya y su cuerpo técnico, protagonizaran, probablemente, el capítulo más importante de la historia del deporte burgalés, los seguidores azulones se echaron a la calle para festejar la proeza de los suyos en el parqué del OAKA.
Al grito de '¡Campeones, campeones!' o '¡Ahí está, ese es, el equipo burgalés!', varios cientos de personas han celebrado lo que parecía un sueño hace justo una semana pero que hoy ya es real. El himno a Burgos a capela junto a la fuente de los Delfines ha sido el culmen para una celebración única.