El puzzle de los 10 monjes del pequeño gran Rezmondo

P.C.P. / Rezmondo
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Recuperan la fuente tardorrománica y excavan en el monasterio que se fundó en el siglo X para tratar de reconstruir su evolución e indagar en su relación con el puente jacobeo de San Pedro de Royales

La fuente tardorrománica se quiere embellecer para disfrute de los vecinos. - Foto: Valdivielso

A los pies del sarcófago que cierra uno de los laterales de la fuente medieval de Rezmondo labraron un agujero por el que dar salida a los jugos de las vísceras del cadáver en descomposición. Este detalle explica la frase 'en loor de santidad', pues los cuerpos de los santos quedaban supuestamente incorruptos y no desprendían olores. Quizás no llegó a tanto, pero quien aquí reposó tuvo que ser importante, posiblemente un abad del pequeño gran Monasterio de Santa María, que no pasó de los 10 monjes pero que tuvo una gran extensión y un papel en las rutas de los peregrinos jacobeos que se trata ahora de desentrañar con una primera campaña de excavaciones arqueológicas. 

El Proyecto Royales nació vinculado al puente del mismo nombre que unía las dos orillas del Pisuerga. Consolidados los restos que quedan y descubierta la impresionante vanguardia que lo protegía, el arqueólogo Alejandro Ramos se pudo plantear extenderlo a otras localidades de la comarca de la que desciende. Ayudado por un grupo de universitarios de Madrid,Granada,Burgos y Mallorca, junto con Iker, que vive en Barcelona pero veranea en Rezmondo, trabaja esta semana en el yacimiento y hoy mostrará sus hallazgos y las hipótesis que han permitido diseñar en una jornada de puertas abiertas. Colabora David Merino, que les ha cedido gratis la casa rural en la que se alojan, el Ayuntamiento local y la Diputación.

Mañana, domingo, habrá unas jornadas sobre historia y patrimonio en Villadiego y, por la tarde, se realizará una nueva visita guiada a la excavación de Rezmondo.

A 12 kilómetros de Melgar de Fernamental y a solo 4 del puente de San Pedro Royales, del monasterio tienen noticias en el siglo X, aunque no saben qué existía antes. Para 1073, cuando fue absorbido por la Abadía de San Pedro de Cardeña, ya era una comunidad con privilegios.Todo el que quería formar parte debía hacer una donación en forma de tierras, viñas... A partir del siglo XII quedan pocas referencias documentales. «No vamos a poder reconstruir el monasterio», asume Ramos, pero sí al menos desentrañar el puzzle, cómo vivían y morían los monjes y los colonos que para ellos trabajaban. También saber si esa cruz patada de la portada original de la iglesia, muy rara de encontrar y que lucen como símbolo de esta campaña en sus camisetas, les dice algo de los caballeros hospitalarios, una orden que luchó en las Cruzadas. 

Los trabajos se centran en tres zonas. La más vistosa es la fuente tardorrománica, de los siglos XII y XIII, que se ha limpiado y recuperado para posterior disfrute de vecinos y visitantes. A Ramos, que siempre sueña alto, le gustaría introducir un robot para ver si el manantial pasa por debajo de la iglesia y si pudo estar vinculada a algún culto ancestral previo a la llegada de los monjes. 

Bajo la parte más antigua de la iglesia, la espadaña, ha aparecido un suelo original de los siglos XIV y XV, aunque la desafortunada ubicación de un parque de calistenia les impide comprobar las dimensiones de lo que fue el claustro monacal. Al menos han llegado a tiempo de evitar su destrucción total. Y a los pies de la iglesia otro grupo excava en busca de restos del templo románico y de enterramientos, hasta ayer sin éxito.

Cerca. En los años 60 llegó el progreso, si se puede llamar así a las estrechas carreteras de esta comarca que obligan a echarse a la cuneta para poder pasar, y destruyó parte de la cerca perimetral del monasterio, con sus huertas y su espacio para el ganado dentro. Aún quedan algunos tramos, aunque nada de la portada de acceso, hoy frente a un campo de girasoles. 

ARCHIVADO EN: Arqueología, Burgos