El fotógrafo bilbaíno Markel Redondo pasaba con frecuencia por la autovía de Valladolid y su curiosa mirada se detenía siempre en el perfil siniestro y fantasmal de la inconclusa urbanización Soto del Real que, desde un alcor, se asoma a la carretera en las inmediaciones de la localidad de Buniel. Hasta que un día se detuvo, entró, la recorrió. Y allí, en esa tierra de nadie, recorriendo sus calles vacías, los edificios a medio hacer, nació el proyecto con el que ha obtenido el 'Drone Photography Award', premio que otorga la revista de fotografía British Journal of Photography a proyectos realizados con drones. «El caso de Buniel es interesante porque ahí empezó todo para mí, fue el primer sitio que visité en el año 2010», señala a DB.Más en la edición impresa.