Faltan profesionales para el sector de la tecnología sanitaria

ANGÉLICA GONZÁLEZ / Burgos
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El presidente de Philips Ibérica, el burgalés Miguel de Foronda, visitó el HUBU, donde su firma ha instalado la resonancia magnética que entró en funcionamiento la semana pasada

Miguel de Foronda es presidente de Philips Ibérica desde 2022. - Foto: Luis López Araico

Reconoce que le hace especial ilusión que la empresa que preside desde 2022, Philips Ibérica, con  una plantilla de más de 600 personas entre España y Portugal, haya trabajado con el hospital de su ciudad natal, y probablemente por eso le gustó verlo in situ. Miguel de Foronda (Burgos, 1967), licenciado y doctor en Farmacia, visitó hace unos días la resonancia magnética que entró en funcionamiento la semana pasada en el HUBU y el quirófano híbrido que desde hace casi un año utilizan los cirujanos vasculares. Aquí abogó por la humanización de la tecnología sanitaria y la sostenibilidad, y apostó por incrementar las relaciones con Burgos, con un especial interés en el ámbito académico y universitario. «La humanización y el ecodiseño son los dos elementos fundamentales que caracterizan nuestra tecnología sanitaria. Desde 2020 somos la única empresa con huella de carbono 0 y tenemos ecodiseño en todos los productos. Para ello apostamos por actualizar los equipos en el terreno, incluso muchos que retiramos los ponemos a punto y los volvemos a sacar al mercado de forma más económica pero con diferencias imperceptibles. Cada vez se reutiliza más; de hecho, en Suecia, que van por delante, acaba de salir el primer concurso que valora más que un equipo esté compuesto por piezas recicladas que por nuevas». 

Estos dos elementos, acercar la tecnología a las necesidades del paciente y hacerlo con el menor daño al medio ambiente convergen en la resonancia magnética recién estrenada. De Foronda explica que ha sido un eje fundamental pensar desde el principio en las necesidades y en las emociones que puede experimentar una persona sometida a una prueba en una máquina que, por sus características, puede dar miedo, ahogo e incluso claustrofobia: «La sala está mejor iluminada, hay más espacio para que la persona no se sienta encerrada y se ha cuidado la comodidad de la colchoneta, elementos con los cuales se facilita también el trabajo de los profesionales. Para nosotros todo esto es un diferencial importante. Y en cuanto a la sostenibilidad, se han sustituido los 1.500 litros de helio que tenía el anterior modelo por apenas 7 para toda la vida útil de la máquina».

Por otro lado, pone el foco en que siempre es fundamental contar con la opinión y la implicación de los profesionales sanitarios, además de con los gestores, cuando se trata de incorporar un aparato tecnológico: «Son ellos quienes nos van a contar sus necesidades y su forma de trabajar. Es habitual que en todos los hospitales tengan voz y voto y a nosotros nos interesa mucho escucharles».

En este sentido, reflexiona sobre el hecho de que el gran reto al que se enfrentan los sanitarios y también las tecnológicas es la enorme presión asistencial que ya sufren los hospitales «y que se incrementará en el futuro porque cada vez se diagnostica más y mejor y la población vive más». Por eso, el objetivo -añade- es incrementar el volumen de pruebas y de intervenciones: «Hay que hacer que los equipos corran más y que los profesionales hagan los informes en el menor tiempo posible,  y esto no es más caro, lo caro son las tecnologías que llegan a cubrir un espacio en el que no había nada y a partir de ahí, trabajar con una filosofía de ir actualizando y cuidando los equipamientos».

Un punto de inflexión en la tecnologización de los hospitales españoles ha sido el Plan de Inversiones en Equipos de Alta Tecnología (Inveat) en el Sistema Nacional de Salud, con una inversión total de 796,1 millones de euros entre 2021 y 2022 e incluido dentro del Plan de Recuperación, Transformación y Resiliencia del Gobierno con los fondos Next Generation. «Ha sido importante tanto para el sector como para los profesionales sanitarios porque el nivel de obsolescencia de España era importante hasta el punto de ocupar uno de los peores lugares de los países de la OCDE. Pero nosotros, desde la patronal del sector, ya lo habíamos pedido, porque los recortes en la sanidad en el periodo 2008-2012 se cebaron también en la inversión en tecnología. Inveat ha sido un revulsivo con la incorporación de 850 equipos en 17 meses pero... ¿qué ocurrirá en unos años? El gran reto es cómo se van a mantener para darles diferentes ciclos de vida, cómo hacer los reemplazos escalonados cuando no se tenga una cantidad tan abultada de dinero».

Personal formado. La relación que tiene Philips Ibérica con la universidad es muy estrecha. De Foronda cuenta que son muchos los campus españoles con los que colabora la empresa en programas de captación y de formación de jóvenes y futuros profesionales y que le encantaría tener un acercamiento con la Universidad de Burgos, cuya titulación de Ingeniería de la Salud graduó a su primera promoción el curso pasado y que ha solicitado ya en varias ocasiones más plazas en el hospital burgalés para este perfil profesional.

Según reconoce el director general es difícil, en la actualidad, encontrar profesionales para el sector. «Necesitamos gente de la rama de la bioingeniería que es lo que más contratamos ahora porque tienen una visión muy transversal para el diseño e implementación de nuestra tecnología, pero no es fácil. Cuando me preguntan por la feminización de nuestras plantillas y si hay sesgos a la hora de contar con las mujeres profesionales, con la dificultad que tenemos para cubrir algunos puestos... ¡como para tener sesgos! En cualquier caso, el 51% de las mujeres de la empresa son menores de 35 años».