Héctor Jiménez

Ni confirmo ni desmiento

Héctor Jiménez


En los morros de la alcaldesa

30/06/2023

El despacho de la Alcaldía de Burgos da al Paseo del Espolón. Desde la mesa de trabajo que ahora ocupa Cristina Ayala se observa el rincón más coqueto de la ciudad. Allí, tras la revitalización de los últimos años y la apertura de nuevos negocios, ya no hay que temer por la degeneración urbana.

Pero si la regidora sale al pasillo y atraviesa el Salón de Plenos, si se asoma al balcón principal (el del cohete), tendrá justo frente a su mirada una escena terriblemente significativa y metafórica de lo que pasa cuando un Ayuntamiento no funciona y esto acaba afectando al corazón mismo de la ciudad.

Me refiero a la esquina de Cardenal Segura con la Plaza Mayor. Un inmueble que cualquiera puede contemplar al pasear por la zona, y en el que, a poco que se fijen, verán un palomar vergonzoso que corona su parte más alta y un horroroso alero metálico que lleva meses acumulando toneladas de mierda.

Hace un año este periódico publicó, por un lado, que Patrimonio de la Junta rechazaba el derribo planteado por sus propietarios al tratarse de un edificio protegido. Y contábamos, por otro, que el Ayuntamiento retomaría las multas coercitivas (que en su día ya se le impusieron) para, digamos, incentivar su pronta rehabilitación.

Nada nuevo se ha sabido desde entonces. Como pasa con tantos otros casos (en la misma calle Cardenal Segura, ya en la Llana de Afuera), este tipo de edificios ruinosos aguanta el paso del tiempo sin avances ni mejoras mientras la administración municipal se demuestra inútil para resolverlos.

Existen suficientes instrumentos administrativos y judiciales para conseguirlo. Cada solar es un mundo y hay otros ejemplos todavía peores, como el inexplicable y misterioso enredo infinito de la plaza Vega, pero el Consistorio no puede permitir que delante de sus morros, literalmente a tiro de piedra, se eternicen las heridas urbanas.

Está muy bien que una Corporación recién elegida empiece su mandato anunciando grandes proyectos. Para eso están los comienzos, para dar rienda suelta a la imaginación y a la ambición puesto que ya vendrá la realidad a ponerlas en su sitio. Sin embargo, es fundamental cuidar también los pequeños grandes casos enquistados, aquellos que se solucionarían en mucho menos tiempo si hubiera voluntad política y eficacia técnica. Pónganse las gafas de cerca, que los cristales de lejos no se evalúan hasta 2027.