La otra Catedral de Burgos

R. PÉREZ BARREDO / Ojo Guareña
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La riqueza y profusión de estalactitas, estalagmitas, columnas y coladas hacen de Cueva de Kaite un espectacular santuario, un bellísimo capricho de la naturaleza. Sus pinturas rupestres son, asimismo, un gran tesoro

Cueva de Kaite es una verdadera maravilla, un espectáculo impresionante. - Foto: Alberto Rodrigo

Nadie, asomado el abrupto farallón desde el que se domina el valle de Sotoscueva, en lo más alto del Circo de San Bernabé, diría que bajo sus pies se esconde un templo de una belleza indescriptible. Cueva de Kaite es la otra Catedral de Burgos. Aunque las primeras exploraciones se realizaron a finales de los años 50, no fue hasta 1969 cuando el Grupo Espeleológico Edelweiss completó su tramo. Su desarrollo es de 585 metros, y tiene un desnivel de 12. En el pasado actuó como sumidero del río Guareña, que en la actualidad discurre a unos 140 metros de profundidad. «Pese a su reducido tamaño, es una de las cavidades más hermosas de Burgos. Su riqueza y abundancia en estalagmitas, estalactitas, columnas y coladas conforma un enrejado que ha llegado a colmatar el acceso aparte de sus galerías. Ello, unido a los importantes restos prehistóricos que alberga en excepcional estado de conservación, la convierten, sin duda, en la Seo del subsuelo burgalés», recoge Edelweiss en un artículo sobre esta imponente cavidad.

El acceso a Cueva Kaite se realiza bordeando por arriba el Circo, si bien sus entradas están cerradas al público. En los años 70 esta cavidad podía visitarse, pero la dificultad del acceso, y la necesidad de proteger los tesoros de sus galerías, llevaron a la decisión de impedirlo salvo para espeleólogos e investigadores. «Un amplio portalón de unos 50 metros de longitud culmina en un estrecho reducto con abundantes concreciones. En épocas prehistóricas se aprovechó esta angostura para construir un muro que preservaba el acceso hacia el interior. A unos 120 metros de aquí, en dirección este, un colapso de la bóveda dio lugar a la aparición de otra entrada, la cueva del Portillo, con dos bocas de acceso cercanas a un paso natural de animales en el risco. También aquí se levantó en tiempos remotos otro muro que aislaba la parte más profunda, utilizada como santuario y espacio simbólico, con inhumaciones y abundantes paneles de arte rupestre». En Kaite fueron hallados sílex, cerámicas y restos óseos.

Aunque es un maravilloso capricho de la naturaleza en sí misma, son sus pinturas rupestres el principal tesoro de esta cueva. Son distintas a todos los que hay en otras grutas del complejo kárstico, con dataciones de entre 5.000 y 6.000 años.

«El santuario de Kaite constituye una de las estaciones de arte rupestre más significativas, ya que exhibe una evolución artística que va desde el Naturalismo, representado por el trazo curvo de la cierva con cría -doptada como logo identificativo del Grupo Espeleológico Edelweiss, hasta los grabados esquemáticos de trazado recto que guardan grandes similitudes con representaciones del Calcolítico y la cultura dolménica. Presenta 21 paneles de grabados con tres técnicas diferentes: una con trazos digitales tipo maccaroni para elementos envolventes y signos abstractos, otra de trazos finos e incisos de las figuras zoomorfas y otra, en fin, mediante el raspado de las figuras esquemáticas, con paralelos con los ciervos de la Sala de la Fuente del Complejo de Ojo Guareña. La mayoría son de trazo fino y representan a cápridos y cérvidos que miran a la izquierda y muestran un alargamiento de las extremidades y el cuello. Son figuras estáticas, algunas formando escenas, varias de ellas con la cría en el vientre en clara referencia a la fecundidad, y en muchos casos rodeadas por signos envolventes, tal vez relacionados con escenas de caza o de domesticación. Este tipo de figuras parecen corresponder a un momento de transición entre los últimos cazadores-recolectores del Paleolítico y los primeros ganaderos y agricultores del Neolítico. Junto a estas manifestaciones destaca la presencia de zarpazos de osos en varios puntos de la cavidad».