Una mina de aroma y sabor

DIEGO P. LUENGO / Covarrubias
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La IX edición de la feria de la trufa de Covarrubias congrega a cientos de personas con numerosas actividades. El chef Alfonso Camarero se llevó en la subasta el mejor hongo

Alfonso Camarero (centro) posa con la trufa subastada, que se llevó por 260 euros. A su derecha, el chef Antonio Arrabal y Rubén Heras, presidente de la Asociación de Truficultura de Burgos. - Foto: Iván López

Crece en el silencio oscuro de los centímetros de tierra que se ocultan tras los pasos que dejamos en el monte. No dice nada a nadie, es consciente del valor que atesora y lo único que es incapaz de esconder es un aroma que la convierte en objetivo. Solo los mejores olfatos son capaces de marcar, en las raíces de las plantas afortunadas, restos de su existencia. La mayoría de las veces son los perros quienes las encuentran, y nosotros quienes admiramos su condición en las propuestas gastronómicas que nos hacen algunos de los mejores chefs con ella. Es negra. Algunos la bautizan como oro negro. Y en Covarrubias este fin de semana se ha celebrado una feria, que este año cumple su novena edición, en su honor.

Durante sábado y domingo este pueblo de la provincia de Burgos se vistió de gala para acoger muestras, talleres y actividades en torno al hongo que lleva tras de sí, toda una industria que va cogiendo peso en nuestro territorio. En total fueron 24 los stands provenientes de varios puntos de la geografía nacional que se reunieron en el municipio. Cada uno con algo que aportar desde las múltiples facetas que estudian el cultivo, recolección y venta de este manjar terrestre. Desde laboratorios que tratan de hacer que surja la magia en las raíces de plantas modificadas genéticamente, hasta artesanos que se encargan de incorporarla con el ingenio dominante del gusto en quesos o embutidos.

Uno de los que más éxito tenían precisamente entre los visitantes, era el elaborado por el puesto de Quesos Facendera de León, que supieron congeniar el queso de cabra con trufa y miel y lo convirtieron en una receta de categoría que alcanzó un notable triunfo en cuanto a número de ventas. «El ambiente de la mañana de hoy domingo está siendo muy bueno, quizás ayer por la tarde faltó algo de gente, pero en general estamos contentos» comentaban los artesanos de este puesto, reflejando la opinión mayoritaria entre los allí presentes.

Pasear por esa feria era encandilarse de la suavidad aromática de un producto que te lanza una cuerda tentadora e invisible para engancharte a su poder de seducción. Pero las razones de esta atracción tienen un precio y en esta feria se pactó un valor unánime de 1.100 euros por kilo. Por eso, en parte, este hongo se convierte en una industria en potencia. Y esa potencia se está desvelando cada vez más en Burgos. «Este es un mundo todavía por descubrir, pero cada vez hay más plantaciones y nos estamos dando cuenta de que en nuestra provincia tenemos un terreno con muy buenas condiciones para que esta trufa fructifique», comentaba Rafa Díaz, del puesto del club del perro trufero, provenientes de Aranda de Duero.

Precisamente el perro se convirtió también en protagonista en la jornada de ayer domingo (...).

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