Un sobresaliente cum laude milenario

S.F.L. / Briviesca
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Ana Cuesta ha obtenido la máxima calificación posible en su tesis doctoral en Bellas Artes sobre la gestión del patrimonio pétreo policromado del Monasterio San Salvador de Oña. Ha viajado hasta Argentina para poner en valor el complejo

La madrileña ha realizado un amplio análisis en laboratorios que ha permitido identificar 21 materiales diferentes en tres áreas de la abadía oniense. - Foto: DB.

Sus caminos se cruzaron hace nueve años y a partir de ahí surgió una bonita historia de amor. San Salvador y Ana Cuesta, Ana Cuesta y San Salvador. Una conexión inquebrantable entre un monasterio y una estudiante. El escalofrío que recorrió el cuerpo de la madrileña el primer momento que puso un pie en la abadía oniense fue una señal. Y la joven captó el mensaje. Ese impulso le llevó a redactar su Trabajo de Fin de Máster inspirado por la visión del refectorio, una de las piezas más relevantes del conjunto durante una de sus clases de arte medieval.

Ello resultó crucial para que apostara por desarrollar en paralelo su proyecto de tesis doctoral sobre el estudio de la técnica artística de la policromía sobre piedra empleada en el inmueble milenario. Y como los sueños se cumplen cuando se lucha por ellos, desde hace seis días ostenta el título de doctora en Bellas Artes por la Universidad Complutense de Madrid, tras obtener la calificación de sobresaliente cum laude, la máxima posible. 

Su tesis El Monasterio de San Salvador de Oña. La gestión del patrimonio pétreo policromado medieval, analiza en cuatro capítulos extensos un pormenorizado estudio histórico-artístico no solo del edificio, también examina artística e iconográficamente alguno de sus conjuntos más relevantes, como los arcos de la sala capitular, el conjunto escultórico del refectorio o los capiteles torales de animales ubicados en la iglesia. Tales cuestiones cercanas a los estudios de la Historia del Arte se complementan con un amplio examen material realizado en laboratorios especializados que han permitido identificar a la doctora hasta 21 materiales diferentes en dichos espacios, desde los soportes hasta pigmentos, cargas, colorantes, aglutinantes y metales. 

Por otra parte, el proyecto, centrado en los estudios de conservación y museografía del patrimonio contempla en profundidad las causas y efectos de los deterioros de las piezas policromadas, así como los daños existentes. Por ello, «propongo medidas de prevención, conservación y musealización, justificando así su necesidad al tener una evidente aplicación real en futuras intervenciones sobre el patrimonio del monasterio», manifiesta Cuesta.  

Dentro de los descubrimientos más relevantes obtenidos en siete años destaca la ubicación cronológica de los conjuntos analizados dentro de las diferentes fases constructivas del edifico, lo que «nos ha permitido dotar a las piezas de una cronología aproximada tanto en factura como fases decorativas», expone. También recalca la importancia del descubrimiento del uso extensivo de láminas de estaño en el refectorio -decorado hasta en tres fases diferentes, donde se aprecia su presencia a través de análisis por microscopio digital, óptica y microscopio electrónica de barrido en hasta el 80% de su superficie- porque «no existen referentes», añade.

Un futuro para la villa. La aplicación práctica de su excelente tesis es evidente y a la doctora Cuesta le gustaría verla reflejada en una mejora de la conservación de las piezas, a la par que una actualización en la museografía del Monasterio y el Museo. «Es obvio el papel relevante que juega el patrimonio cultural en el mundo contemporáneo, no solo como única manera de elevar la identidad de una nación o un territorio, sino también como motor de la economía», declara. «Es cierto que la gran envergadura del inmueble es apabullante y puede suponer un gran reto, sin embargo, adjudicar diferentes funciones a un edificio como el actual que se encuentra abandonado y posee esta impresionante extensión puede resultar viable», sentencia.

Recién aterrizada en Argentina, país en el que le han solicitado impartir conferencias en algunas universidades y museos de Buenos Aires, aprovechará su estancia para poner en valor el patrimonio polícromo de Oña, su cromatismo y calidad iconográfica, trasladando su pasión por este gran complejo al otro extremo del globo, con el fin de que algún día vuelva a lucir su máximo esplendor.