Arija clama que se reabra el puente para frenar las pérdidas

A.C. / Arija
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La falta de clientes por el corte del tráfico que sufren desde octubre ha reducido la caja de algunos negocios hasta un 70% y otros alertan de que si la obra se prolonga hasta el 15 de julio, fecha oficial de finalización, tendrán que cerrar

Laura Lazcano, bar Ulises: «Si no fuera por la fábrica, ya habría bajado la persiana. Tengo un 70% menos de caja». - Foto: A.C.

El puente que divide los dos barrios de Arija se cerró al tráfico el 10 de octubre, lo que obliga a realizar un rodeo de 17 kilómetros. Han pasado seis meses para olvidar en los negocios hosteleros de Arija que hablan de pérdidas de hasta el 70% o de bajar la persiana, si el cierre se extiende hasta entrado el verano. Desde la Delegación de la Junta de Castilla y León en Burgos solo avanzan que «se intentará abrir al tráfico lo antes posible, pero ahora mismo no se puede aventurar una fecha concreta», a la vez que recuerdan que el plazo que la adjudicataria tiene para finalizar es el 15 de julio y que ya ha ejecutado casi el 90% de la obra. Desde la empresa, que recuerdan haber trabajado en Navidad y fines de semana para agilizar el trabajo, esperan reabrir «a finales de junio».

Cuando Ainhoa Momeñe escucha que el cierre podría extenderse al 15 de julio dice, sin pensarlo dos veces, que «tendría que cerrar, porque tengo todas las esperanzas puestas en el verano para recuperar lo perdido estos meses». Regenta el Bar Trini, el único del Barrio de Arriba y califica la situación de «horrible». «En Semana Santa he cerrado antes que en invierno. Ha sido criminal», asegura. La existencia de cuatro bares en el Barrio de Abajo, que dan más opciones de alterne, ha llevado a la mayoría de los clientes a acudir solo allí, algo que comprende, mientras recuerda lo duros que eran los 18 kilómetros del desvío cuando nevaba.

Junto a la factoría de Sibelco, en el barrio de Arriba, el Bar Ulises sobrevive gracias a los trabajadores y transportistas que viajan a cargar arena a la planta. Su responsable, Laura Lazcano, ha dejado de cerrar los martes, su día de descanso, para compensar las perdidas que calcula entre un 60% y un 70%. Ahora solo cierra los domingos por la tarde. «Si no fuera por la fábrica, ya habría bajado la persiana, porque esto era una zona de paso, pero ahora no ves a nadie entre semana», describe. De lunes a viernes ya no prepara las tortillas ni las raciones que antes vendía y espera resignada la reapertura del tráfico.

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Diego Trueba, cámping Playas de Arija: «Es pura necesidad que agilicen las obras. Dos meses más van a a ser tremendos».
Diego Trueba, cámping Playas de Arija: «Es pura necesidad que agilicen las obras. Dos meses más van a a ser tremendos». - Foto: A.C.
El estado en obras del puente lo hace intransitable en estos momentos, si no se adoptan medidas provisionales.
El estado en obras del puente lo hace intransitable en estos momentos, si no se adoptan medidas provisionales. - Foto: A.C.

Diego Trueba, que abrió el cámping Playas de Arija en 1998, también asegura que ha notado esta Semana Santa el cierre del puente, al desanimar a clientes que vienen de Valladolid y Palencia y entraban desde Reinosa. Trueba considera que «es pura necesidad que agilicen las obras, porque dos meses más van a ser un trastorno tremendo para nosotros». En su opinión, «no hay derecho a esta situación y a que no pongan una alternativa, al menos peatonal», para que los vecinos puedan ir de un barrio a otro, ahora con los servicios divididos. En el bar restaurante El Puñao, Rocío también lo ha percibido «sobremanera en el alterne de vecinos de pueblos de al lado que ya no vienen». Sin embargo, el comedor afirma que ha podido mantenerlo bien, aunque en su negocio Araceli Sánchez se queja de que la falta de señalización del desvío en la zona cántabra, a veces, lleva a turistas hasta el pie del puente cerrado, lo que les obliga a dar toda la vuelta sin haber contado con ella.