Ya está bien la broma. ¿Cómo puede ser que en Aranda de Duero no haya baños públicos en la calle? Si alguno de los 35.000 viandantes que se supone que viven en la ciudad, o de los turistas que la visitan, siente la necesidad urgente de ir al servicio, sólo tiene la opción de entrar en un bar. Con suerte, el dueño no se dará cuenta. Ahora bien, muchos establecimientos cierran los baños con llave, por lo que los usuarios deben consumir si quieren usarlos. Obviamente, los hosteleros están en su derecho de hacer lo que consideren oportuno en este asunto. La alternativa, lamentablemente, parece clara y cada vez sucede con más frecuencia: orinar en la calle. 

Vayas por donde vayas, no es difícil encontrarte con regueros de pis. Que se lo cuenten a los vecinos del centro. Cualquier domingo por la mañana, al salir de casa, son muchos los que tienen que ir esquivando las meadas. Por no hablar de los olores. O de otras 'sorpresitas'. Y esto pasa un fin de semana y otro  y otro... Porque, no nos engañemos, otra cosa no habrá pero fiesta toda la que quieras. La situación comienza a ser insufrible y, mientras tanto, nadie pone remedio. Es cierto que durante Sonorama Ribera se instalaron más baños. En cualquier caso, resultan insuficientes para toda la gente que acude al festival. Después, durante las fiestas patronales, no quedó ni un urinario. Y el resto del año, más de lo mismo. No hay baños públicos, tampoco demasiado civismo, por lo que el resultado está garantizado: meadas en la puerta de tu propia casa. De asco.

Ahora que el Ayuntamiento de Aranda empieza a diseñar el presupuesto de 2024, lanzo una propuesta: invertir en baños públicos para los vecinos de la ciudad, que estén a su disposición los 365 días del año. Esta situación no tiene un pase.