El edificio de titularidad municipal ubicado en el número 2 de la plaza del Rey San Fernando es desde hace mucho tiempo una piedra en el zapato del Ayuntamiento de Burgos. El pasado mes de abril se cumplieron siete años desde que se ordenó a los partidos políticos que ocuparon sus dependencias su evacuación por el riesgo inminente de ruina. Desde entonces, ningún equipo de Gobierno ha dado con la solución para bien darle un nuevo uso público, bien obtener un rendimiento económico con su venta.
No será por no haber planteado opciones durante este tiempo, pero todas ellas se toparon de bruces con una realidad compleja marcada por las características y el deterioro de este bloque de cinco pisos. Al menos, su reforma exterior permite esconder los defectos en un lugar único que no permite el menor descuido en ese aspecto.
Los responsables políticos ven en este inmueble un gran potencial y, sin embargo, en este momento parece complicado dotarlo de una nueva vida útil y que deje así de ser una carga patrimonial. Una posibilidad que ya manejaron las corporaciones anteriores al tener la ventaja de que el Ayuntamiento es el propietario del inmueble y con la reforma se ahorraría el desembolso de una compra.
El actual equipo de Gobierno llegó al 1 de Plaza Mayor con energías renovadas, dispuesto a revitalizar el edificio y, de paso, dar respuesta a los problemas de espacio que arrastra el Ayuntamiento para ofrecer sus servicios públicos. La plaza del Rey San Fernando era el lugar perfecto para lograr este objetivo, una idea que perdió fuerza con el paso de los meses hasta que ha vuelto a quedar en el limbo a la espera de una nueva posibilidad.
El PP, ahora en minoría, tiene clara su apuesta principal y esa es adquirir los terrenos de la plaza Vega. Como publicó este periódico, planea ofertar 6,5 millones por el solar y es allí donde pretende levantar ese edificio administrativo sin agotar la edificabilidad para crear una pequeña plaza y no quitar todas las vistas hacia la zona de la Catedral.
Esta operación aún debe resolver muchas aristas y necesitará meses para definir su desarrollo y sus posibilidades reales. Aún queda por concretar la posición de los dueños de los solares (los de la parte más próxima a la calle Valladolid y de la propiedad de la zona más cercana a la calle Madrid) y confirmar si el Ayuntamiento es capaz de alcanzar un acuerdo con ellos, llegado el caso.
Sea como fuere, esta alternativa es la que centra toda la atención del equipo de Gobierno después de que el edificio de la Plaza del Rey San Fernando ofreciera más condicionantes que soluciones. De hecho, ya en el pasado mandato el PSOE incluyó este bloque en el catálogo de bienes inmuebles susceptibles de ser vendidos, con un precio tasado en 3,6 millones de euros.
Aquella iniciativa no tuvo recorrido en el corto plazo y, posteriormente, el cambio de guardia al frente del Ejecutivo impulsó el diseño de otra estrategia. Los responsables municipales consideraron que el hecho de que parte de la estructura de los edificios contiguos invadan el inmueble municipal y la presencia de criterios de protección establecidos en el Plan General de Ordenación Urbana eran argumentos más que suficientes para considerar muy complicada una posible venta.
El entonces bien avenido bipartito formado por PP y Vox sacó al edificio del mencionado catálogo de inmuebles disponibles con la firme intención de impulsar una remodelación que zanjara la cuestión. Se comenzó a explorar un camino que tampoco ve la salida.
Partida presupuestaria. En el presupuesto de 2024 se reservó una primera partida de 500.000 euros compartida con el bar de Fuentes Blancas para avanzar en esta cuestión. La declaración de intenciones era firme y clara, aunque no fue necesario que pasara mucho tiempo para descubrir las dificultades a sortear.
Los problemas de accesibilidad que presenta el inmueble y la mencionada protección de algunos de sus espacios condicionan al máximo la rehabilitación defendida al comienzo del mandato. Por ello, el número 2 parece abocado a mantenerse en un segundo plano a la espera de nuevas iniciativas, como la surgida en los últimos meses y que también fue descartada.
El Ayuntamiento se planteó la mudanza del centro de recepción de visitantes, conocido como Citur y ubicado entonces en la calle Nuño Rasura, a otra localización céntrica para aportar una mayor visibilidad y rendimiento. De nuevo salió a la palestra el edificio de Rey San Fernando y, finalmente, el servicio turístico se trasladó al Teatro Principal.
Las últimas corporaciones han intentado, sin éxito, resolver el problema de la falta de espacio en las instalaciones de la Casa Consistorial. Se barajó la posibilidad de adquirir el edificio anexo de la plaza del Cordón que terminó en manos de la Fundación Caja de Burgos y el mandato pasado el PSOE tuvo que abortar el polémico plan de compra del inmueble ubicado en el número 30 del céntrico paseo del Espolón.
Básicamente, después de que este periódico desvelara que se iban a pagar cuatro millones de euros por una propiedad que dos años antes se le había ofrecido al Ayuntamiento por la mitad. Ahora la apuesta de los responsables municipales se centra en la plaza Vega y el 2 de Rey San Fernando seguirá inerte mientras se da con una solución definitiva.