La familia de Bina defiende que su muerte no fue un suicidio

R. Pérez Barredo/ Burgos
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Fuentes cercanas a la madre de la chica aseguran que «estaba bien» y no se creen que se suicidara.Exigen que se siga investigando «y que se haga justicia».Han puesto el caso en manos de un abogado porque quieren que se vaya «hasta el final»

Bina, en el centro, en una barraca el miércoles 28 de junio - Foto: DB

La última fotografía que de ella atesora su familia -y que ilustra este artículo- fue tomada el pasado miércoles, hace tan sólo seis días. En ella se ve a Bina, la chica fallecida el pasado sábado por un presunto ahorcamiento, sonriente, radiante, feliz, compartiendo la emoción de estar subida en una de las vertiginosas atracciones de las barracas: la estampa normal de una chica de veinte años en las fiestas mayores de su ciudad. No hay en la imagen ni una sombra de sospecha que hiciera prever el trágico final que tuvo Mãdãlina Viluta Abrudan, conocida por todos como Bina. Su familia, que está destrozada, tiene el firme convencimiento de que no se quitó la vida. Y hará todo lo que esté en su mano para que se esclarezcan unos hechos que consideran algo más que confusos y  contradictorios. Fuentes cercanas a la familia aseguran que su madre no tiene duda ninguna, y que sostiene que su hija no se suicidó. Han puesto el caso en manos de un abogado «porque quieren ir hasta el fondo.No se creen de ninguna manera que Bina se suicidara y esperan que la investigación continúe y se conozca la verdad». 

El retrato que de la joven trazan desde su entorno más cercano hablan de una chica normal,«del montón»: alegre, con una alta autoestima, con personalidad, carácter y la rebeldía propia de la edad pero a la vez un tanto ingenua e inocente. Una joven a la que le encantaba vivir,  salir con sus amigas, bailar, escuchar música, ponerse guapa, cantar... Según el entorno de la familia con el que ha tenido contacto este periódico, jamás la madre desatendió a la muchacha, ni le faltó nunca de nada: ni comida, ni ropa, ni caprichos si los tenía.Nada. Nunca estuvo desamparada ni sufrió marginación social. Y  nunca dejó de tener relación ni con su madre, ni con su hermana ni con otros familiares. Era, además, cariñosa: cuando una de sus tías fue operada en Madrid, fue Bina quien se fue a cuidarla durante varios días.«Era muy cariñosa, hasta ser pesada de lo cariñosa que era», subrayan las mismas fuentes.

Si pasó por los centros de menores Zambrana yGregorioSantiago (además de otro centro en Palencia) fue -siempre según el relato de las fuentes cercanas a la familia- por culpa de que la propia Bina, no queriendo obedecer y cumplir algunas normas establecidas en el hogar familiar -como que asistiera al colegio-, decidió un día interponer una denuncia por maltrato. Admiten que Bina era «influenciable», y alguien de su entorno debió recomendarle hacerlo. Craso error al entender de la familia, ya que a partir de ese momento, aseguran las fuentes, todo empezó a torcerse.

El entorno de la familia de Bina señala que los servicios sociales, a partir de ese momento, se portaron muy mal con la madre. «La trataron como a la peor criminal, no la dejaban ni verla».Desde ese momento, y en adelante, la progenitora fue sabiendo de su hija por lo que le contaban amigos y conocidos. Supo que a veces se escapaba del centro y que cuando mostraba preocupación por esta circunstancia, desde los servicios sociales le respondían que eran cosas «normales, que la chica estaba experimentando, que no había motivos para preocuparse.Pero lo madre sabía que andaba con compañías nada buenas». Hasta el punto de que llegó la madre a sentir, como una negra premonición, que por ese camino «su hija aparecería cualquier día muerta en una esquina y que entonces ya sería tarde». A tal punto temió por un duro final que hizo lo posible por que fuera a un centro en Palencia, «para alejarla de las malas amistades, para que diera un cambio. Cuando estuvo en Palencia, todos los fines de semana iba a casa de su madre». Con todo, la madre se sintió desde entonces sin autoridad, y más después de que Bina cumpliera la mayoría de edad. Desde entonces quiso vivir sola, vivir su vida. Tuvo una pareja que la maltrató. Y desde hace algo más de un año inició una relación con Miguel A.Z., que le doblaba la edad.El entorno familiar afirma que esa relación nunca le gustó a la madre, pero tuvo que respetarla, a pesar de saber que discutían con frecuencia «y que él tenía antecedentes por violencia de género».

Está la familia de Bina indignada con el hecho de que Miguel A.Z. esté en libertad.Se niegan a aceptar que el caso pueda cerrarse así porque tienen la «certeza» de que la chica no se suicidó. «Bina estaba bien. ¡El miércoles fue a las barracas y se lo pasó de maravilla y el jueves fue al concierto de Morad! Ella estaba bien. Alguien así no se quita la vida.No quieren acusar a nadie, pero tienen claro que no se suicidó y no están convencidos del relato oficial, creen que hay demasiadas cosas raras, que no cuadra. Están muy dolidos, empezando por el hecho de que la llamada que la Policía hizo a la madre para informar de la muerte fue desde el teléfono de la pareja de la joven.La familia quiere que se haga justicia», sostienen desde el entorno de ésta. El último mensaje que Bina envió a su madre, la víspera de su muerte, fue de agradecimiento porque habían compartido un rato juntas el día anterior: Mamá, muchas gracias por lo de ayer                 .