Luz Casal: «Al halago hay que domeñarlo y saber distanciarse»

I.L.H. / Burgos
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ENTREVISTA | A punto de cumplir 65 años, Luz Casal lleva 40 en la música, desde que en la década de los 80 publicara su primer disco. Desde entonces ha creado 17. El último, 'Las ventanas de mi alma', lo presenta el sábado en el Fórum (20:30 h.)

Luz Casal, cantante y compositora. - Foto: Sergio Pérez (EFE)

Luz Casal termina en Burgos este sábado la primera parte de la gira en España de Las ventanas de mi alma, con la que está presentando su último disco. La cantante y compositora estará el sábado en el Fórum (20:30 horas) desgranando esos temas y los de un repertorio de 40 años de carrera, antes de viajar a Estambul (Turquía) donde le esperan un par de conciertos en el extranjero. 

Llegado este punto de una gira, ¿una tiene ganas de descansar o de llorar por el tiempo que se distanciará de los escenarios?
-Ríe-. No me da tiempo a llorar porque en abril, calculo, retomaremos en aquellos sitios donde no hemos podido estar. Es una despedida ligera, digamos. No niego que me va a venir bien no tener unos compromisos de tanta entrega física y emocional para relajarme un poco. Y luego siempre tienes muchas cosas que hacer... Cuando termino una gira lo que me gusta es pararme a reflexionar sobre lo que hemos hecho, cómo lo hemos, dónde nos hemos equivocado, dónde hemos triunfado. Hacer un poco de balance.   

¿Qué le aporta hoy el escenario que no le diera hace 40 años?
Al escenario, como a todo en la vida, le vas sacando partido. Creo que tengo una sensación más completa de lo que significa todo: desde que te subes a las tablas hasta que te vas. Sin hablar de otro tipo de cosas paralelas a los conciertos. Esa sensación plena de lo que significa el esfuerzo por verte, hace que lo disfrute más. Para algo debe de servir la experiencia -ríe-.

Uno de los temas del disco es Hola, qué tal, la pregunta que hizo a cientos de personas por teléfono durante la pandemia. ¿Qué me diría si le hiciera esta pregunta a usted hoy?
Te diría que gracias por tener la ocasión de hablar contigo, de hablar con alguien que no sabe de mí (que era lo que me ocurría en el 99% de los casos, y porque contestaría como persona, no como artista). Y en el caso, que no es, de que tuviera algún problema trataría de compartirlo para escuchar la opinión de quien llama para interesarse por mí.

Siempre tengo cuidado en no melodramatizar demasiado lo que escribo o canto. El fatalismo no va conmigo»

¿Le llaman más a raíz del proyecto su gente cercana por el hecho de que ha hecho callo escuchando?
Sí, afortunadamente, creo que soy una persona que produce confianza para contarme aspectos íntimos. Creo que es una característica de mi personalidad, mi paciencia, mi afán por echar un cable al que sea, y sí, hay veces que me llaman y escriben para contarme sus problemas y saber mi opinión. Es algo que por un lado me emociona y por otro me produce una enorme responsabilidad.

Siempre ha dicho lo que piensa y ha ido con la verdad por delante, pero en este disco abre su alma, va más allá...
...Tiene que ver con el periodo de mi vida en el que se han compuesto. La pandemia me dio ocasión para escribir Hola, qué tal o Dame tu mano. Sin la covid igual hubiera hecho otro tipo de canción. Cuando tienes la posibilidad de reflexionar y darle vueltas a tu vida, a lo que significa vivir, lo digieres y al final lo que enseñas es tu impresión de eso.

Se lo preguntaba por la salud mental, de incidir en lo emocional, que es aún una asignatura pendiente.
Efectivamente. Me interesa de la gente, por no hablar de mí misma, aquello que es menos obvio. Me interesan los aspectos que tienen que ver con cosas fundamentales. La frivolidad es un elemento de la vida, pero quiero tener la sensación de que, aparte de para una risa o un baile, mis canciones sirven para algo más.

¿La música sana?
Más que sanar, acompaña. Sirve para producirte emociones. Sanar, bueno, tengo casos de gente que estando en coma le ponían las canciones y se aferraban a eso. Hay ejemplos. Pero sobre todo lo que hace es acompañarte en distintos momentos; sirve para divertirte, enamorarte, reír, llorar, estimularte...

Me interesa de las personas aquello que es menos obvio»

¿Qué música le acompaña además de la suya?
Tan variada como te puedas imaginar. No solo vivo en la música, sino que para mí es algo muy amplio. No se reduce a las canciones actuales o las que estén en la memoria de la música popular; los géneros son importantes todos y según el momento los uso. No soy radical en mis gustos musicales como oyente.

Una de las canciones más interesantes es Antes que tú, donde le canta a lo que fue, a lo efímero del éxito, y en la que repasa su carrera. ¿Es difícil prescindir de las lisonjas cuando se empieza?
Al halago hay que saber domeñarlo y distanciarse de él. A nadie le disgusta que le digan que es especial, magnífica o lo mejor. Pero eso tienes que saber dominarlo. El piropo que la gente te dice en un concierto lo agradeces, pero luego tienes que ser consciente de tus limitaciones. Porque para unos serás reina y para otros no tienes ningún interés. Y eso ni te puede proporcionar una sensación de estar en lo más alto ni hundirte. Hay que aprender. Al empezar tan jovencilla como fue mi caso he visto demasiados ejemplos de gente subida a la parra antes de tiempo. Por eso tuve muy claro que no quería ser ese tipo de persona. Hay que ver más allá de ti.

¿Se reconoce en la artista que fue?
No miro mucho hacia atrás -ríe-. Ves imágenes antiguas de televisión y, si tienes interés, todo sirve para mejorar y crecer, que es lo que a mí me preocupa. Sin estímulos ajenos quiero pensar que lo que estoy haciendo lo hago de la manera más entregada y que aun así puedo mejorar. 

Pese a llevar toda la vida...
Es importantísimo saber no solo que lo puedes hacer bien, sino que lo que estás haciendo no está tan bien, y que puedes mejorar. No puedes conformarte con lo que conseguiste porque estás en otro momento. A pesar de 17 discos, cuando hago una canción nueva estoy en el presente y no puedo hacer lo mismo. Sería un fiasco. Esto es una aventura que no te asegura nada ni nadie. Con cada disco te arriesgas de la misma manera.

No puedes conformarte con lo que conseguiste porque hoy es otro momento. Esto es una aventura que no te asegura nada ni nadie»

En el disco hay una canción antibelicista de los años 90. Pero Un poco más de amor parece escrita ahora. 
Esa es la razón para recuperarla. Sabía que era una enorme canción, su significado, y sobre todo el objetivo que aparte de manifestar mis repulsas a cualquier enfrentamiento que maltrate y mate a la gente, tenía su momento. Y con la guerra de Ucrania lo vi claro. Además, me pareció oportuno ponerla para cerrar el álbum, para dar oportunidad a que una canción tan seria fuera el colofón de lo que significa Las ventanas de mi alma, mi preocupación.

A pesar de eso, ninguna canción es triste.
No, ni siquiera esa. Casi siempre he tenido bastante cuidado en no cargar las tintas, en no melodramatizar lo que escribo o canto. Esto es poner las cosas reales sobre la mesa y reflexionar. Pero no es un mensaje fatalista, porque no va conmigo. Aun en el mayor de los conflictos hay posibilidad de pegar un golpe de timón y cambiar de dirección.