Cinco minutos antes de las ocho de la tarde, la calle de la Cascajera se convirtió en un hervidero de gente. Pero en esta ocasión, al contrario de lo que viene siendo habitual, la salida de las piscinas de verano del Plantío venía acompañado de gestos generalizados de enfado por parte de los usuarios, indignados por el anticipo en el horario de cierre de las piscinas de verano del Plantío (hasta este domingo las instalaciones estaban abiertas hasta las nueve). Tanto, que los abonados se amontonaban en los mostradores para solicitar hojas de reclamaciones, que varias decenas de ellos decidieron hacer una sentada de protesta en el interior y que incluso fue necesaria la presencia de dos dotaciones de la Policía Local. Dicho sea de paso, de manera preventiva ya que el malestar se expresó en todo momento de manera pacífica y sin incidentes.

De poco o de nada les servían a los usuarios que ya estuviera programado desde hace tiempo el cierre de las piscinas a las ocho de la tarde. No entienden que haya «abonados de primera y de segunda» ya que en San Amaro y en Capiscol el horario de cierre se mantiene hasta las nueve de la noche.

Fueron muchos los corrillos que se formaron a las puertas de las instalaciones, donde se podían escuchar las críticas por la falta de sensibilidad del Ayuntamiento al no mantener el horario habitual (hasta las 9) en plena ola de calor.

(Más información, en la edición impresa de hoy miércoles de Diario de Burgos o aquí)