Inés Praga

Esta boca es mía

Inés Praga


Princesas

20/11/2023

Dice una canción de Sabina que las niñas ya no quieren ser princesas y eso dicen también tres jóvenes de la edad de Leonor que Diario de Burgos entrevistaba hace dos semanas: «Debe ser duro ser ella, la hija perfecta, la cadete perfecta», opinan, o «no ha podido elegir», además de considerar la monarquía «un sistema un poco antiguo y arcaico».

Parece, pues, que las niñas de hoy le dan la razón a Sabina, por mucho que el Hola y otros medios afines hagan de Leonor y su familia un cuento de hadas. Es curioso que lo que antes pertenecía al folklore popular- los cuentos de princesas- ahora esté en manos de las revistas del corazón y de las tertulias televisivas, que edulcoran y frivolizan escandalosamente la institución monárquica. Estoy segura de que lo que se recuerda de la jura de la Constitución es el traje blanco de Leonor, del mismo modo que en cualquier acto de los Reyes lo que se comenta es el estilismo y la figura de la reina, que luce como una estrella.

Ya he dicho aquí que nunca he comprendido ese halo divino que separa a la monarquía del resto de los mortales y creo que a las nuevas generaciones les pasa lo mismo. Se insiste, por ejemplo, en que Leonor es una joven de su tiempo; sin embargo, según el artículo 57.1 de la Constitución, si tuviera un hermano este sería el heredero,-siendo preferido en el mismo grado el varón a la mujer-, cita textualmente, lo que contradice gravemente los principios de igualdad de género que rigen, o deben regir, la sociedad española. No es comprensible que en 2023 aún esté vigente una ley que discrimina claramente la mujer y que afecta nada menos que a la Jefatura del Estado

Leonor no ha podido elegir su destino pero puede romper ese protocolo férreo que aisla su vida, humanizar su figura y su labor, mostrar su personalidad, sus opiniones, su tan alabada preparación o sus aficiones. ¿Por qué no puede una princesa participar en un foro sobre el cambio climático, por ejemplo? ¿ O hablar en una entrevista sobre la migración, el fútbol femenino o Quevedo (el poeta o el músico)? Así sería una joven de su tiempo y no una princesa de cuento, tan perfecta como irreal y tan lejos de los españoles. 
Esta es mi opinión, libre y, por supuesto, discutible. Eso es lo grande de la democracia.