El 1 de septiembre de 2022, el lobo GW950m se adentró con nocturnidad en una finca de la Baja Sajonia (Alemania) y descuartizó a un viejo poni de 30 años, llamado Dolly. Este episodio de la madre naturaleza, donde el débil se convierte en combustible del fuerte, estaría en el anonimato de la rutina de no ser porque el poni era propiedad de Ursula Von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea.

Un año después, aquel lobo, identificado por las autoridades alemanas como GW950m y que está en paradero desconocido, se ha convertido en el mayor enemigo de su propia especie. En cambio, el poni Dolly va camino de los altares como santo y mártir de la ganadería extensiva, esa que pasta desprevenida por las montañas del norte de España y resto de Europa.

Resulta todo irónico, un fantástico episodio de Heidi, pero es real. Hasta el propio nombre del pony cobra sentido. En el mundo animal, Dolly es el primer mamífero clonado a partir de una célula adulta; la oveja más famosa de la historia. Resulta que el poni salvador de las ovejas comparte nombre con la única oveja con entrada propia en la Wikipedia. Dolly, el poni, tiene ya hueco en el currículo de su dueña. El dolor de su desgraciada muerte la ha llevado a promover un cambio en la protección del lobo en toda la UE. 

La semana pasada, Von der Leyen declaró que «la concentración de manadas de lobos en algunas regiones europeas se ha convertido en un peligro real para el ganado y potencialmente para los humanos. Insto a las autoridades locales y nacionales a actuar donde sea necesario. De hecho, la actual legislación europea ya les permite hacerlo».

La CE ha dado hasta el 22 de este mes para que comunidades locales, científicos y todas las partes interesadas le envíen los datos actualizados sobre el número de lobos y sus daños. En función de los resultados la CE decidirá si modifica el grado de protección del lobo. Hay estudios que apuntan a que la población de lobos en Europa se acerca ya a 20.000 ejemplares.

Las comunidades autónomas al norte del río Duero tienen una semana para acumular la información que justifique que se vuelva a permitir la caza controlada del lobo, prohibida desde febrero de 2021, para enviársela a Bruselas (EC-WOLF-DATA-COLLECTION@ec.europa.eu). Mientras, los ganaderos deberían ir encargando una estatua al pony Dolly y una novena por la salvación de su alma.