2015. El fin del bipartidismo

Á.M.
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Así votamos... Hace cuatro añosLa irrupción de Cs y el empuje de Imagina acabaron con el rodillo 'popular' y abrieron un periodo de acuerdos, pero también de convulsión. Tres grupos se rompieron, dos ediles renunciaron y cuatro terminan como no ads

2015. El fin del bipartidismo - Foto: Alberto Rodrigo

Las elecciones de 2015 marcan un punto de inflexión en el municipalismo español. Las encuestas señalaban una ruptura radical de las mayorías absolutas en la práctica totalidad de las capitales de provincia. El voto en la izquierda se fragmentaba por la irrupción de Podemos y en el centro-derecha hacía lo propio por la de Ciudadanos. En el trazo gordo, las encuestas acertaron y, por segunda vez desde la Transición, Burgos acabaría teniendo un gobierno en minoría, aunque esa fórmula era inédita para un solo partido.

Javier Lacalle intentaba su segundo asalto a la Alcaldía capitalina, mientras que el PSOE, después de un duro proceso de renovación subsidiario de sus estrépitos electorales en los años anteriores, ofertaba a Daniel de la Rosa como nuevo aspirante en sustitución de Luis Escribano, cuya persona de confianza, Esther Peñalba, había perdido las primarias frente a De la Rosa. Raúl Salinero mutó y abandonó IU para sumarse al proyecto de Podemos, que a su vez se integró en Imagina, una plataforma de fuerzas de izquierdas cuyo impacto antes del escrutinio era toda una incógnita. Ciudadanos, por su parte, se postulaba con una plancha llena de caras nuevas y presidida por la abogada Gloria Bañeres. Esta irrupción de la ‘nueva política’ sería determinante en los años venideros.

la campaña. Algunos de los asuntos de ciudad que protagonizaron la campaña acabaron en el guión de la legislatura. El futuro de los consorcios de Villafría y del desvío, finalmente resuelto con el apoyo del PSOE; la necesidad de establecer nuevas medidas para fomentar el uso del transporte público, el diagnóstico de la movilidad en la capital o dónde peatonalizar fueron algunos párrafos destacados en los programas electorales.

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Fue crucial el debate sobre la presión fiscal. Los impuestos, tasas y precios públicos crecieron notablemente durante los anteriores mandatos ‘populares’, por lo que incluso el candidato del PP tuvo que comprometerse a una congelación total. De otros capítulos

 

NUNCA MÁS SE SUPO. El PSOE propuso intervenir en la calle Vitoria en los mismos términos (habló de carril bus, zonas verdes, más espacio peatonal) que lo hacía el proyecto contra el que se produjeron disturbios apenas año y medio antes tras las protestas que el PSOE apoyó explícitamente. Y todos querían hacer algo con la ya por entonces evidente problemática de los locales comerciales vacíos, hoy agudizada sin que exista un plan municipal al respecto.

Las encuestas señalaron con claridad la entrada de Imagina y Ciudadanos en el Ayuntamiento de Burgos, así como la desaparición de UPyD, dinamitada intestinamente por la abrupta salida de Roberto Alonso (que se presentaría sin éxito con su propio partido, PorBur) y su encontronazo con Rosario Pérez Pardo. Hoy ambos conviven en Ciudadanos con la compañía de Julián Altable, cuya posición en la lista de 2015 propició la bronca en cuestión.

Imagina se vendió como la suma de muchas mareas y supo integrar a Podemos -con una fuerza notable que se comprobó cuando obtuvo un diputado por Burgos, algo que jamás consiguió IU- y a movimientos sociales de diversa índole. Luego, como es sabido, acabaría inmersa en sus luchas intestinas y dividida en hasta tres candidaturas distintas.

En este contexto hay que entender que se hablara constantemente de potenciales pactos de gobierno. En un reflejo de lo que fue la última campaña electoral nacional, en Burgos unos y otros se miraban de reojo y se emplazaban a declarar públicamente con quién pactarían y con quién no. El PP, sabedor de que sus siglas se verían lastradas por la irrupción de Cs, pedía el voto «en clave local». Ahora se escucha como nunca antes un discurso nacional en los comicios locales... No hubo pactos y Javier Lacalle fue investido alcalde en minoría y en segunda votación, después de que De la Rosa se quedara a un voto (logró 13) de ser investido.

Y así comenzó un mandato que termina con cuatro concejales no adscritos, tres grupos municipales rotos y el recuerdo de Ana Lopidana, concejala de Asuntos Sociales fallecida repentinamente en abril de 2016. Dos ediles más (Mar Ramírez y Javier Gil) renunciaron voluntariamente a su escaño.