Acabo de disfrutar de una semana de vacaciones que se ha pasado más rápido que un viaje en AVE Madrid-Burgos sin tener que pasar por Valladolid. He estado en Aranda y todavía vengo empapado de la auténtica 'festividad' que se vive en la capital de la Ribera a través del Sonorama. Y utilizo el sustantivo entrecomillado porque esta cita anual ha traspasado todos los límites. Si ya tenía infinito mérito congregar a más de cien mil personas en una modesta localidad para disfrutar de una apasionante reunión de grupos musicales de relevancia, Sonorama Ribera ya es otra cosa. Su impacto a nivel social, cultural y por supuesto musical le hacen rayar casi con el milagro. Yo, este año, lo he vivido de lejos porque por mucho que se diga que la edad, como el fútbol, es un estado de ánimo, mi mente y mi cuerpo viaja ahora por aguas menos turbulentas. Pero es algo sensacional contemplar esa plaza del Trigo que, a pesar de las limitaciones que se han tenido que imponer, constituye una cita tan espectacular que ya forma parte de los acontecimientos más impresionantes que se pueden vivir en el universo de la música en directo dentro del panorama nacional. Pura utopía hecha realidad.

Vuelvo a Burgos y me encuentro una ciudad vacía en la que la cultura se ha tomado vacaciones. Lógico, sí… pero a medias. Comparo las actividades culturales que se programaban otros años con 2023 y encuentro una preocupante escasez de actos. Incluso ciertas iniciativas que agitaban a la ciudadanía de la capital para intentar despertarla del sopor estival brillan hoy por su ausencia. Ya sabemos que el protagonismo veraniego en estas fechas se traslada a la provincia, pero siempre había un espacio, aunque fuera secundario, que mantenía cierto nivel tanto para vecinos como para visitantes. Intento animarme con la futura programación otoñal, pero no lo consigo. 

La oferta cultural, y no me refiero solamente a estas fechas del año, ha dado un salto de calidad y de cantidad en los últimos tiempos. Miro el futuro y, por utilizar un símil eminentemente musical, no aprecio 'buenas vibraciones'. Sería una pena desaprovechar todo lo que se ha conseguido en esta ciudad con tanto esfuerzo e interés.