Juan Francisco Lorenzo

Pensar con los ojos

Juan Francisco Lorenzo


Demencia digital

11/12/2023

La venta de alcohol está prohibida hasta los 18 años: no se prohíbe a los menores de edad consumirlo, se prohíbe a quien lo vende que les acepten como clientes. Pero podríamos plantearnos que si probasen el alcohol precozmente y tuvieran una mala experiencia, después no estarían tentados a repetirla; quizás esto actuaría a modo de vacuna. Una diabólica sugerencia.

No es saludable que los adolescentes tengan acceso a espectáculos pornográficos o violentos, pero es posible que un contacto precoz con esos espectáculos hiciera nacer en ellos una conciencia crítica hacia la violencia de género para el futuro, con los beneficios que eso conllevaría. 

Tampoco tenemos estudios que demuestren que el consumo de sustancias tóxicas a edades tempranas sea malo para la salud. Es decir, que nadie ha demostrado que el consumo de setas alucinógenas en adolescentes, por poner un ejemplo, no actúe estimulando su creatividad e imaginación en el futuro, y eso podría ayudar a dar rienda suelta precozmente al artista que llevan dentro, a través de la experiencia de ese viaje iniciático. No se ha demostrado que esto no pudiera suceder, pero nadie se ha atrevido a proponerlo. 

Puedo poner más ejemplos de cosas que no hacemos o que prohibimos con el propósito de proteger a los jóvenes, pero no lo haré, porque la evidencia ha demostrado hace tiempo que el alcohol, las sustancias tóxicas o la pornografía, no ayudan en el proceso de madurez de las personas. Ni tampoco después. 

La pregunta es por qué no protegemos con la misma contundencia a jóvenes y adolescentes de la demencia digital aceptada y vigente, evitando el acceso precoz a pantallas de todo tipo o a contenidos tóxicos o inapropiados, dejando que las Big Tech sustituyan la educación por distracción, permitiendo que campen a sus anchas haciendo fortuna a costa de la salud mental de los jóvenes. 

Dentro de unos años, las empresas del mundo digital asumirán multas insignificantes por esas actividades, como las asumieron las tabacaleras, pero llegaremos tarde porque el daño ya está hecho. 

Mientras, nos seguiremos preguntando por qué la salud mental de las personas está menos protegida que los suculentos negocios del universo digital.