El coworking de la Demanda, reclamo para los emprendedores

I.P.
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Los espacios de Pradoluengo, Pineda y Atapuerca están amueblados y esperando a los usuarios que quieran crear una empresa o teletrabajar. En la villa textil hay 7 demandas. Se lanza internacionalmente y se trabaja en facilitar vivienda

El espacio coworking de Pradoluengo está instalado en el antiguo matadero. Tiene tres plantas, las dos primeras ya acondicionadas, con 9 espacios para emprendedores en la primera. - Foto: Jesús J. Matías

El coworking Sierra de la Demanda se ha convertido ya en el mejor reclamo para los emprendedores que quieren instalarse en el medio rural. Con los 3 espacios ya amueblados y la información sobre los mismos en redes sociales y en los foros relacionados con estos nuevos tipos de trabajos, la demanda de información se multiplica día a día e,  incluso, ya se han recibido algunas peticiones en firme para instalarse. Pradoluengo, donde ya está también aprobado el reglamento de funcionamientos, ha tomado la delantera y es, al mismo tiempo, el de espacio más solicitado, con 7 peticiones, explica Javier Ruiz, técnico de empleo y emprendimiento del Agalsa, grupo de acción local que se encargará de la gestión de los espacios, como se ha acordado con los ayuntamientos.

Ruiz hace hincapié en que las demandas se están enfocando hasta ahora más hacia el teletrabajo de personas relacionadas con los municipios o el entorno de cara a los meses de verano, que en principio, es complementario a la propia filosofía del coworking, que es arraigar población por lo que están enfocadas a dar cabida a emprendedores para la puesta en marcha de un proyecto empresarial. En todo caso, la realidad del medio rural se impone y desde Agalsa y los ayuntamientos se entiende que hay que ser ‘flexibles’ y pensar en un modelo mixto, pero dejando claro que no se trata de un telecentro.

En todo caso, el espacio coworking de Pradoluengo, el más grande, está diseñado para acoger emprendedores, en 9 oficinas, y teletrabajadores ocasionales, que podrían desarrollar su trabajo en planta baja o bien, en la última, pensada precisamente para ese uso, y que en función de la demanda se habilitaría.  

Y a la espera de que se vayan concretando y haciéndose realidad la presencia de emprendedores y teletrabajadores en la villa textil, Pineda y Atapuerca, Agalsa avanza otras iniciativas en torno a ese proyecto, así Coworking Sierra de la Demanda Rural se ha integrado en un grupo regional, impulsado por otros grupos de acción local, denominado Cowocyl, para colaborar, llevar a cabo acciones comunes o intercambio de experiencias, buenas prácticas, formación, e, incluso, contactar personas que están dispuestas a moverse entre provincias para asentarse en un espacio coworking. Por otra parte, también se trabaja en atraer a la comarca de la Demanda a los denominados ‘nómadas digitales’, personas que pueden desarrollar su trabajo desde cualquier rincón del mundo porque lo único que precisan es disponer de conexión de internet, sin necesidad de estar ‘atado’ a un espacio físico concreto. 

En este sentido, Javier Ruiz explica que la intención es ‘vender’ el coworking de la Demanda a nivel tanto nacional como internacional, pensando en este último caso en una doble funcionalidad. Atraer a personas, jóvenes mayoritariamente, que puedan trabajar aquí y al mismo tiempo, aprovechar ese tiempo de estancia para aprender español y ellos, a su vez, dar clases de inglés, francés, alemán o el idioma de la nacionalidad de los que pudieran venir a personas de esos pueblos.

Es una idea interesante que puede beneficiar a todos, añade Ruiz, y por ello se va a lanzar un programa en ese sentido a universidades, academias o sedes del Instituto Cervantes repartidas por el exterior. El mayor problema que se plantea para los nuevos pobladores es el de la vivienda.

Por ese motivo, Agalsa trabaja en varias direcciones y alcaldes se muestran dispuestos a colaborar para facilitar vivienda a las personas que quieran venir a repoblar o los que quieran regresar a este territorio del que un día tuvieron que marcharse por falta de trabajo o condiciones idóneas para emprender. Así, las posibilidades que se manejan son poner a disposición de los emprendedores viviendas municipales, compartir casa con personas mayores que residen en los pueblos, lo que ayudaría a paliar la soledad de los residentes que en épocas de invierno, sobre todo, es muy dura.

Otra de las opciones pasaría por aprovechar inmuebles ahora desocupados y habilitarlos como albergues tipo hostels. Otra posibilidad se engloba en el concepto ‘coliving’, explica Ruiz; en este sentido, recuerda que en la Demanda haya muchas casas rurales y viviendas de usos turístico con habitaciones que pueden ponerse a disposición del proyecto. 

Ruiz añade que este tema de la vivienda se está trabajando dentro de la iniciativa 2021-23 del proyecto El Valle Digital, y que se han integrado en la Asociación Nacional de Coliving y Coworking, ANCYCO, que impulsa la adaptación en establecimientos rurales con zonas de trabajo y vivienda compartidas para atraer a clientes de la ciudad. A todas estas opciones se suma la compra o el alquiler habituales.