«Hay que acercarse al paciente, tocarle y mirarle a los ojos»

ANGÉLICA GONZÁLEZ / Burgos
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La radioncóloga del HUBU Virginia Ruiz, incluida por la revista Forbes en su listado de los cien mejores médicos de España, fue una pionera en la divulgación en las redes sociales y lleva años apostando por la humanización de la asistencia sanitaria

Virginia Ruiz, radioncóloga del HUBU, incluida por la revista Forbes en su listado de cien mejores médicos de España. - Foto: Valdivielso

Dice que la primera noticia que tuvo de su inclusión en la lista de los cien mejores médicos de España de la revista Forbes fue por un enlace de este periódico que le mandó al teléfono una amiga. «Vi que habíais metido una foto mía de archivo, de una entrevista antigua y lo primero que se me pasó por la cabeza fue que era un fake, pero entré en el enlace y lo leí y al poco, la cosa se desmandó y empecé a recibir cientos de mensajes». Lo cierto es que a día de hoy nadie de Forbes se ha puesto en contacto conmigo y lo único que sé es que para hacer este listado se basan en las opiniones de periodistas especializados en sanidad, nada más. Pero es una alegría inesperada y muy grande, sobre todo por ver que mis padres y mis hijas están muy contentos y me encanta contribuir a la alegría de la familia». 

Virginia Ruiz (Gerona, 1966) es radioncóloga del Hospital Universitario de Burgos, ciudad a la que llegó en 2005 después de estudiar Medicina en Barcelona y ejercer los primeros años en Cataluña, Baleares y Valladolid. Fue de las primeras sanitarias en utilizar las redes sociales para hacer divulgación porque siempre le gustó escribir, porque entendía que su especialidad, la Oncología Radioterápica, no era lo suficientemente conocida, y porque había muchos aspectos, más allá de la ciencia y la técnica, a los que creía que la medicina debía responder. Así que un buen día de mediados de la pasada década arrancó el primer post de Un rayo de esperanza, un blog que nació con el pensamiento puesto en un paciente muy concreto: «Tuvo cáncer de pulmón y le acompañé en todo el proceso. Ahí me di cuenta de las necesidades no clínicas a las que los sanitarios no damos respuesta». 

No nos enseñan en la facultad a hablar a los enfermos, a darles malas noticias, a acompañarles al final de la vida, esto lo tenemos que aprender sobre la marcha"

También utilizó ese cuaderno de bitácora digital -«ahora mis hijas me están insistiendo para que me abra una cuenta en TikTok porque la gente ya no lee»- para criticar lo que ella consideraba que no iba bien en el hospital, lo que casi le cuesta un disgusto. En 2016, su servicio tenía una lista de espera tan grande y una presión asistencial de tal magnitud que Ruiz se desahogó en internet explicando que todos los profesionales estaban trabajando «de forma frenética, a contrarreloj y sin resuello». Este periódico se hizo eco y el gerente de entonces amenazó con abrirle un expediente que, finalmente, quedó en nada tras la indignación expresada por la Sociedad Española de Oncología Radioterápica y otras voces que se opusieron a la censura que emanaba de aquella gerencia, que ya antes se había cebado con otros profesionales.

«Es posible que ese haya sido el peor momento desde que empecé a expresarme en internet. También, desde luego, la pandemia, tras la que hemos dado una marcha atrás increíble en lo que tiene que ver con la humanización de la asistencia porque hay aún consultas en las que los pacientes están alejadísimo de los profesionales, algo que estoy segura de que a algunos les viene bien», afirma, como siempre, sin tapujos y sin miedo a expresar lo que piensa. Y es que la humanización de la medicina y de los entornos sanitarios es una de sus mayores preocupaciones. Desde 2018 lidera el proyecto nacional Humanizando la Oncohematología y Radioterapia (HONCOR). «En las facultades de Medicina no nos enseñan a hablar con los pacientes, a darles malas noticias, a acompañarles en el final de la vida, por lo que es algo que tenemos que ir aprendiendo sobre la marcha. Siempre hay que acercarse a ellos en la consulta, tocarles y mirarles a los ojos, da igual que les hayas hecho muchas pruebas técnicas. Yo no hago que pasen a la consulta hasta que no me he leído entera su historia clínica. Sé que hay compañeros con mucha presión, pero hay que buscar una solución a esto porque de lo que más se quejan es de que no les miramos, que solo tenemos la vista puesta en la pantalla, la historia clínica electrónica no ha hecho nada bien», relata.

Humanizar la sanidad no es pintar de colores las paredes de un servicio, eso es decoración"

Así que su apuesta es por la humanización, «y no por la 'humonización' porque, a veces, en este asunto se vende mucho humo»: «Humanizar no es pintar las paredes de colores, eso es decoración. Hay mucha confusión. Está bien que los entornos sean agradables, pero si la relación los profesionales no es empática y cercana no hacemos nada. Abogamos por sentar las bases para que la humanización se incorpore como algo importante en lo que invertir dinero».

De hecho, en la actualidad está implicada en la realización de un manual de buenas prácticas en oncología: «Vamos a abordar diferentes líneas de trabajo como la humanización de los espacios, mejorar las relaciones entre las especialidades, la atención en el final de la vida o la atención a los largos supervivientes». Y es que los avances que se han experimentado en los últimos años en el tratamiento de algunos tumores hace que diagnósticos que hace una década no ofrecían más allá de seis meses o un año de supervivencia, ahora están por encima de los diez. «Necesitamos unidades para los largos supervivientes porque tienen otros problemas que, a veces, no saben quién se les puede solucionar».

Evolución. En la evolución de la historia natural de la enfermedad, Virginia Ruiz destaca que lo que más le llama la atención es lo que ha ocurrido con el cáncer de pulmón: «Hace 10 años era mortal, nadie vivía más de seis meses o un año, y ahora hay nuevas dianas terapéuticas. Nosotros tratamos las metástasis de forma radical con nuevas técnicas de intensidad modulada, por eso vemos pacientes que sobreviven diez años o más, pero que tienen problemas derivados de esa supervivencia que antes no se veían, metástasis en sitios donde antes no había porque no daba tiempo y esto hay que resolverlo».

En mi consulta intento tratar a la gente como me gustaría que me trataran a mí"

Para Virginia Ruiz, su especialidad es muy gratificante «aunque haya quien la vea oscura porque te dedicas a una enfermedad potencialmente mortal» y cree que lo mejor que tiene es «la gratitud de los pacientes, que muchas veces es el motor que me hace seguir adelante». «Pienso que se nos conoce mucho menos que a los oncólogos médicos porque estamos en los sótanos, yo digo que nos tenemos que 'desbunkerizar' y explicar lo que hacemos. No somos radiólogos, ellos se dedican a las imágenes y nosotros somos oncólogos que en vez de usar como arma terapéutica la quimioterapia utilizamos la radioterapia y tenemos unos conocimientos más específicos de física», añade esta médica, que explica así su forma de estar en la medicina: «Intento, en la medida de lo posible, que los pacientes se sientan como a mí me gustaría sentirme. Intento que entiendan por qué están en mi servicio, qué les voy a hacer, cuál es la proyección del tratamiento, qué objetivos perseguimos. Llegan confusos, asustados, perdidos y por eso tenemos que ayudarles. Lo agradecen mucho».