Dicen que de toda crisis surgen  nuevas oportunidades para crear  empresas o abrir líneas de negocio. El arandino SamuelJorde es uno de esos emprendedores que, en plena pandemia, ha decidido montar el primer centro de coworking de la capital ribereña.   

Lo hace para «crear sinergias entre empresas», como una forma de colaboración entre distintos perfiles profesionales. «Se me ocurrió que estaría bien compartir un espacio de trabajo con otras personas que puedan tener inquietudes  y negocios similares, desde comerciales, hasta asesores o diseñadores. Todos, eso sí, enfocados al mundo digital», explica. 

De esa necesidad nace Wombo, un espacio con cabida para cuatro puestos de trabajo y ubicado en la calle La Sal, en pleno centro de Aranda. Jorde asegura que apenas faltan un par de retoques y que el coworking empezará a funcionar «ya mismo». De hecho, para animar a que otros emprendedores sigan sus pasos, lanzará una subvención valorada en 1.000 euros, el equivalente a cuatro meses de cuota, para el proyecto de cuantos le presenten que le resulte más innovador. Pero no sólo eso. También ofrecerá de manera gratuita el diseño de una página web, que él mismo se ocupará de realizar. 

«Realmente busco valientes que quieran empezar un proyecto y necesiten tener una pequeña oficina. Si les podemos ayudar con esta subvención durante los primeros meses y que vayan arrancando, bienvenido sea», dice este arandino, que trabaja en una asesoría fiscal y contable desde hace 12 años y  dedica su tiempo libre al diseño de páginas web y aplicaciones, ya que es informático de profesión. 

De hecho, el éxito que ha cosechado con una app sobre control de impuestos especiales para las bodegas de la Ribera del Duero es lo que, en parte, le ha permitido lanzar ahora este emprendimiento. 

De todas formas, Jorde no descarta apoyar más de un proyecto de su propio bolsillo:«Tendré que valorar en base a lo que me puedan presentar. Si hay varios que encajan bastante, les ofrecería lo mismo. El objetivo es que haya movimiento. Ayudar a otros profesionales en lo que pueda y que ellos también puedan ayudarme a mí en otros aspectos, como marketing y redes sociales, por ejemplo», apunta, para después recalcar:«Compartir conocimientos es la clave». 

Así las cosas, Jorde cuenta que Wombo «no es una idea para ganar dinero», sino que surge de sus propias necesidades. Por un lado, compartir experiencias y habilidades profesionales. Por otro, asentar sus negocios informáticos. Y, finalmente, contar con un pequeño estudio de música, «su gran pasión». En este sentido, recuerda que hace cinco años ya puso en marcha una academia musical que ahora gestiona su hermano.

Por ahora, ya ha iniciado una serie de contactos con personas que podrían estar interesadas en instalarse en Wombo, especialmente quienes tienen en mente apostar por tiendas online. «Estoy seguro de que a mucha gente le gustaría montar un negocio pero no se atreve porque supone muchos gastos de primeras». 

10.000 euros de inversión. Jorde subraya que ha invertido alrededor de 10.000 euros de sus propios ahorros para poner en marcha esta idea, incluyendo mobiliario, equipos electrónicos, purificadores o decoración, entre otros. 

En total, el centro de coworking cuenta con cerca de 100 metros cuadrados distribuidos en dos plantas. En la superior, únicamente se ubican los puestos de trabajo. Mientras, el sótano lo componen una sala de reuniones con otras dos mesas compartidas, así como otro espacio multiusos y una pequeña zona de relax. «Son espacios ideales para que, por ejemplo, si un comercial viene de fuera y necesita tener una reunión, pueda contar con una oficina. También para entrevistar candidatos», propone.

En definitiva, Jorde apuesta por «montar un equipo con asesoramiento digital, que incluya facturación y seguros». Todo ello en un espacio de inteligencia colectiva.