La repoblación llega desde Tarifa

I.P.
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El matrimonio formado por Pilar y Juan, y sus hijos Laura y Pablo, llegan a Briongos de Cervera con su rebaño de cabras, atraídos por el proyecto del alcalde para 'instalar' un nuevo modelo productivo en el pueblo basado en la sostenibilidad

Pilar Casás y Juan Antonio Gavilán han recalado en el municipio con un rebaño de 40 cabras respondiendo al ofrecimiento del alcalde, una nave y cuatro hectáreas de pastos, para atraer población. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Hasta hace unos meses Tarifa era su hogar y sus playas el horizonte en el que perderse. Ahora, los gaditanos Pilar Casás y Juan Antonio Gavilán y sus hijos Laura y Pablo son los nuevos vecinos de Briongos de Cervera, y la Sierra de Las Mamblas el cielo al que dirigir sus miradas. No han llegado solos, sino acompañados de un rebaño de cuarenta cabras y dos perros, respondiendo a la llamada del alcalde, Tomás Camarero, que ha impulsado un proyecto para atraer población al pueblo, a través de una iniciativa innovadora, radical, pero también sostenible medioambientalmente, una lucha en la que Camarero lleva muchos años inmerso en el municipio.

El proyecto ha consistido en la construcción de una nave de 600 metros cuadrados y disponer de cuatro hectáreas de pastos en el entorno con la intención de atraer a una familia con hijos y un rebaño de cabras. El alcalde de Briongos entiende que estos animales son los adecuados porque las cabras son eficaces para limpiar los montes como se hacía antes; de hecho, Camarero las define como «bomberos naturales» y recuerda que los montes se están cerrando.

La idea ha sido todo un éxito y en un tiempo récord se ha logrado atraer desde el sur a esta familia, aunque fueron unas cuantas más las que se pusieron en contacto con el Ayuntamiento interesadas en esta iniciativa rompedora. Pero también ha sido rápida la construcción de la nave, como destaca el regidor, que está más que agradecido a empresas de la zona, como Roesgal, de Espinosa de Cervera; Excavaciones Alser, de Araúzo de Miel, y Estructuras Metálicas Juan Jesús, de Huerta de Rey, que se han volcado en el proyecto y en acelerar la obra.

Para el alcalde lo más importante de este proyecto es que se ha generado un nuevo modelo de innovación radical diferente de lo que ha venido siendo el modelo productivo de los pueblos, aunque no elude que los problemas económicos, administrativos y burocráticos han sido muchos y más para un pueblo pequeño como Briongos (pedanía de Ciruelos de Cervera), de ahí que Camarero considera importante que este modelo sirva de ejemplo y se extienda a otra localidades más grandes.

Y más allá de todo ello, que ya es importante, el alcalde hace hincapié en el beneficio social y económico propiciando la llegada de una familia que está viviendo aquí 365 días al año, consumiendo alimentos, gasolina o el forraje para las cabras, generando economía, en definitiva, apunta Tomás Camarero, sin olvidar la tercera pata, el beneficio medioambiental.

Para Pilar, que es la titular de la explotación, y Juan, que ha trabajado en el sector de la metalurgia, el cambio de aires también ha tenido que ver mucho con la situación de la ganadería en Andalucía, con una alarmante escasez de pastos motivada por el cambio climático que está provocando que los ganaderos suban hacia el norte. Por ese motivo, recuerdan, muchas de las familias que se interesaron por el proyecto de Briongos procedían, precisamente, de provincias como Jaén, Sevilla o Cádiz. Y Tomás lo tienen claro: la decisión de elegir a Pilar y Juan no fue otra que porque les convenció su manera de querer enfocar el negocio: natural y sostenible.

Ahora, la familia Gavilán-Casás afronta una nueva etapa en su vida, tanto laboral como personal, con dos hijos adolescentes que ya desde septiembre están en el instituto El Empecinado, de Aranda de Duero, y que son los únicos de su edad que residen en el pueblo a diario. Aunque Juan llegó hace unas semanas con su rebaño de cabras una vez cerrado el tema burocrático en Tarifa, Pilar, Laura y Pablo se desplazaron antes al pueblo, precisamente para comenzar el nuevo curso escolar aquí.

De momento, los cuatro están contentos, aunque los padres reconocen que para los chicos es un cambio más radical que para ellos, porque dejan a muchos kilómetros de distancia a sus amigos, muy importantes en unas edades como las de Laura, 17 años, y Pablo, 15, aunque de los dos parece que es éste al que más le apetecía el cambio. Su madre dice que ya por agosto andaba preguntando qué cuando se venían para Burgos. Pero en todo caso, son chicos abiertos y se han integrado bien.

Por su parte, el matrimonio afronta con entusiasmo esta nueva etapa y hacen planes de futuro, que pasan por adquirir más cabras -ahora habrá gestantes unas 20- porque las cuarenta son pocas para sacar adelante la ganadería, y elaborar de quesos, como también hacían en Tarifa, aunque allí no los comercializaban, algo que aquí si les gustaría hacer. En la misma nave está previsto habilitar espacios de ordeño y refrigeración y un habitáculo para elaborar los quesos, que luego les gustaría curar en una bodega tradicional. Igualmente, quieren hacerse con un terreno para poner verduras, hortalizas y plantas aromáticas que ‘alimentarán’ de forma natural porque producen su propio compós de los residuos que dejan las cabras, y también criar gallinas y conejos.

Pilar, por otra parte, reconoce que Castilla y León les atraía y les gusta, han estado varias veces y hasta estuvieron buscando casa pensando en desplazarse con sus cabras hace ya tiempo, pero sin contar con una infraestructura ganadera era costoso el traslado. La oportunidad se ha presentado con ese proyecto de Briongos, con la nave ya levantada. El precio que pagarán por ésta es prácticamente simbólico y por el alquiler de la casa tampoco es excesivo, así que han visto cumplido su sueño. «Ésta es la nuestra», dijo inmediatamente Pilar cuando una amiga le habló de este proyecto de que tuvo noticia a través de la prensa. «Allí no podíamos progresar más, ni aumentar cabezas de cabras por la sobre explotación que ya hay, además de por las restricciones normativas por ser parque natural», explica Juan, el nuevo vecino de Briongos.