Dos trabajadores de la construcción empleados en las tareas de revestimiento del número 3 de la avenida de la Constitución se van a acordar del día 10 de enero el resto de sus vidas. Porque ayer volvieron a nacer gracias a los reflejos y a las fuerzas que tuvieron para encaramarse a una ventana después de que el andamio en el que estaban subidos se viniera abajo parcialmente y estuvieran a punto de deslizarse por él, como si de un tobogán se tratara, para caer a la vía pública. Por fortuna no fue así, se colaron al interior de un piso de ese bloque y lograron salvar la vida in extremis.
Los hechos se produjeron sobre las 18 horas de ayer en el inmueble situado encima del bar Copacabana, donde desde hace años hay instalado un andamio que se sostiene sobre dos columnas -en forma de celosía- que están ancladas en tres puntos al forjado del edificio. La plataforma en la que se suben los empleados para colocar el revestimiento asciende y desciende para transportar a los albañiles a la altura que desean. Y algo debió fallar, «seguramente un piñón» del engranaje que mueve el ascensor, comenta el jefe de Bomberos de Burgos, Miguel Ángel Extremo, de tal forma que la parte izquierda de la plataforma mirando al inmueble se descolgó de manera repentina desde el séptimo piso hasta el quinto.
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