"La pandemia obliga a desarrollar la Industria 4.0"

G. ARCE
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Jaime Queralt-Lortzing posee una amplia experiencia en los ámbitos de recursos humanos, externalización y tecnologías de la información. Ha sido director de Adecco Austria, Manpower Group Solutions España y Micromouse antes de llegar a Keyland

Jaime Queralt-Lortzing, director general de Keyland. - Foto: Miguel Ángel Valdivielso

Keyland Sistemas de Gestión se define como la "punta de lanza" de la I+D en la digitalización, la robótica y la Industria 4.0 desde Burgos y Castilla y León al resto de España y del mundo. Esta empresa tecnológica de capital cien por cien español, participada a partes iguales por el Grupo Antolin y Vector ITC-Group, cuenta con 200 profesionales en plantilla repartidos entre su sede central del polígono de Gamonal (Edificio Correa) y sus centros en Valladolid, Madrid y México DF. El pasado año su facturación alcanzó los 9 millones de euros y sus principales clientes se reparten entre las industrias de la automoción, la alimentación, la química, el retail y la logística, entre otros. Jaime Queralt-Lortzing, con una amplia experiencia en la dirección de multinacionales como Adecco y Manpower, es su nuevo director general y lidera un ambicioso plan estratégico de internacionalización de sus servicios avanzados desde Burgos con el horizonte puesto en el año 2025.

¿Cuál es la actividad principal de Keyland?

Me llama la atención que una empresa burgalesa y con tecnología propia sea una desconocida, incluso en el ámbito de las tecnologías de la información. Nuestra razón de ser es reducir los costes de producción de nuestros clientes y, de hecho, es el origen de esta empresa, pues nació en el seno de la industria (Grupo Antolin) para la industria. Empezamos a trabajar con la automoción y ha sido fácil dar el salto a otros sectores, porque en el automóvil se trabaja al milisegundo y ha alcanzado un alto grado de procedimentación en su funcionamiento. Contamos con tecnología propia para la digitalización, automatización y mejora de procesos industriales. Es una tecnología castellano y leonesa, implantada desde hace una década en un montón de puntos repartidos por el mundo. Es una tecnología software pero entramos en el campo de la robótica colaborativa e internet de las cosas. Uno de los hechos que nos diferencia es que somos integradores de las tecnologías software y hardware.

¿Hay la suficiente implantación de la Industria 4.0 en la empresa burgalesa?

Va por niveles. Las grandes empresas tienen esta cultura ya interiorizada en su dinámica, aunque siguen necesitando de nuevos procesos para avanzar en este campo. En la pequeña empresa familiar, muy abundante en Burgos, cuesta dar ese salto y hay otras de tamaño intermedio que necesitan este cambio como el comer. Antes de la pandemia estas empresas podían optar por esperar un poco más o menos, pero ahora ya no. Las que no den ahora un paso hacia la competitividad lo van a tener muy complicado a medio plazo. Un estudio de la consultora PwC estima que el 20 por ciento de las empresas industriales españolas tienen un nivel de digitalización aceptable; el 80 por ciento restante quiere dar el paso. Fuera de nuestras fronteras el porcentaje de las digitalizadas se duplica e incluso más, aunque también fuera de España hay un campo enorme de expansión.

¿Realmente 2020 va a ser un año tan determinante en este campo?

No solo en España sino en el conjunto de la Unión Europea. Europa asistió con cierta pasividad al proceso de deslocalización de sus industrias, principalmente hacia el continente asiático, hace dos décadas y no hizo nada para frenar este proceso, las dejó ir... Ahora se percibe la importancia de relocalizar en Europa y en España en particular esta industria. La industria genera empleo cualificado, estable y de calidad, bien retribuido. La gran industria dispone además de una industria auxiliar y empresas de servicios a su alrededor. La pandemia ha demostrado que la industria tiene que volver cuanto antes a Europa y que es necesario reindustrializar Europa. En este sentido, debemos aprovechar los fondos públicos habilitados desde Bruselas para la llamada reconstrucción tras la pandemia y una buena parte de ellos tienen que ir enfocados al desarrollo de la Industria 4.0, al internet de las cosas, a la digitalización y automatización de los procesos industriales. Las empresas tienen que reducir sus costes y hacerse más competitivas.

¿Qué retrae a la industria a dar ese paso? ¿Su coste económico?

Creo que la industria -aunque generalizar siempre es injusto- no hace bien sus cuentas, pues tiene que contabilizar sus costes directos pero también los indirectos y los ocultos. Estos dos últimos se olvidan en muchos casos y, por ello, muchas empresas no ven el retorno de sus inversiones. Nuestro trabajo es presentar a nuestros clientes todos los costes que efectivamente van a tener, las posibilidades de ahorro y el tiempo necesario para recuperar las inversiones. Hablamos de inversiones importantes, de carácter estratégico, y, por ello, lo que más nos interesa es una visión en el largo plazo a nuestros clientes, que nos permita estar en diferentes puntos de su cadena de producción y ayudarles en la reducción de costes en esos puntos. Ahora existen oportunidades de financiar estas inversiones con fondos públicos para que supongan el mínimo esfuerzo posible para las empresas. Las empresas no están para hacer dispendios sino para hacer inversiones.

¿Los 140.000 millones de fondos europeos destinados a España se podrán utilizar para mejoras digitales en las empresas?

Absolutamente. De hecho, nuestro socio Grupo Antolin está trabajando para la presentación de proyectos a Europa que, además, tienen que llevar de la mano a pymes. El objetivo es que estos fondos europeos se repartan de una forma muy capilar, que lleguen a todo el tejido empresarial. Se abre así una ventana de oportunidad que Keyland va a aprovechar en el reenfoque de su plan estratégico 2025. Nuestra tecnología propia (Keyland Blade) es una suite con diferentes módulos que mejoran la gestión y la automatización de las industrias. Ofrecemos, como ejemplo, una modalidad de gestión en remoto desde el teléfono móvil que permite realizar operaciones en maquinaria entre Alemania y Estados Unidos, ahorrando viajes de técnicos. El Big Data combinado con la inteligencia artificial nos está permitiendo importantes proyectos de I+D. Por ejemplo, hemos desarrollado un sistema de visión artificial para el proceso de calidad de una industria alimentaria, lo que permite que no haya riesgo de cuerpos extraños en sus líneas de producción. La reducción de costes es inmediata.

¿Esas pequeñas industrias familiares se pueden sumar a estos proyectos europeos?

Hay un montón de oportunidades para la industria de financiación pública. Nosotros ofrecemos proyectos y facilitamos cómo financiarlos con fondos públicos.

¿Cómo valora el momento actual de la industria burgalesa?

Las empresas burgalesas son, en general, punteras y no tienen nada que envidiar a industrias de cualquier otro punto de España. Burgos tiene un desarrollo industrial muy importante, con grandes polígonos y con grupos industriales, como nuestro socio Grupo Antolin, que son una referencia a nivel mundial. Y no solo están ellos, también están Bridgestone, Campofrío, Benteler, Michelin..., hay un montón de industrias muy fuertes y también, por debajo, un tejido de empresas de índole familiar que están dado pasos en la internacionalización. Nosotros ya estamos presentes en muchos puntos del planeta y nuestra intención es ir, de la mano de Vector Softter, al mercado de Estados Unidos y México, donde nuestras soluciones tienen un encaje directo. Hay un montón de industrias a las que podríamos ayudar en ese proceso de internacionalización.

¿Empresas tecnológicas como es su caso puede crecer y desarrollarse desde un emplazamiento como Burgos?

Burgos tiene muchas ventajas desde el punto de vista logístico, está en el centro de muchas zonas realmente interesantes. La voluntad de nuestra empresa es tener y mantener su carácter burgalés y, con la misma fuerza, invertir -por ejemplo- en Valladolid donde, además de nuestras oficinas hemos alquilado unas instalaciones con una nave para ubicar un escenario para nuestras pruebas de robótica. Burgos, donde hemos concebido y desarrollado nuestra tecnología, queremos potenciarlo en el ámbito comercial para llegar a todo el mundo, sin olvidar el mercado nacional. Queremos montar un equipo comercial potente para expandirnos y contamos con el apoyo de nuestros socios para llevarlo a cabo. Nuestro plan estratégico va a perfeccionar y actualizar nuestra tecnología -que ya es una realidad- de cara al mercado exterior. Para ello también acudiremos al apoyo institucional para ayudarnos en estos procesos.

¿Tienen pesando incrementar plantilla para lograr su objetivos?

Nosotros siempre estamos buscando a los mejores profesionales: los que tienen mucha experiencia y nos pueden aportar su saber hacer en determinadas tecnologías, y la gente joven con ideas y ganas de hacer cosas diferentes. Ofrecemos oportunidades para trabajar en proyectos muy interesantes y dinámicos, integrando tecnología propia y robótica colaborativa. Necesitamos, principalmente, informáticos, programadores, expertos en telecomunicaciones e ingenieros.

Participan en el Dihbu 4.0, el colectivo que reúne a un grupo importante de empresas locales implicadas en el desarrollo de la Industria 4.0.

Sí. Es una iniciativa magnífica y un ejemplo a seguir. En España es muy difícil desarrollar el carácter asociativo, el impulsar entre todos un proyecto y creo que el Dihbu 4.0 es loable en este sentido.

¿Cree que el Parque Tecnológico continúa siendo una oportunidad?

Es una lástima que lleve tantos años trabado porque, tal y como ha ocurrido con el de Boecillo en Valladolid, la industria burgalesa necesita un polo de atracción de talento. Al final, uno de los grandes problemas para el desarrollo de la I+D en el mundo de la empresa es el talento. Si Burgos cuenta con un polo de atracción del talento, algunas cosas irían mucho más rápido. Burgos tiene un tejido industrial tan interesante que sería una pena no aprovecharlo.