Si algo he aprendido durante estos meses ha sido a relativizar la importancia de algunas cosas; no todas, porque siempre ha habido cosas que eran importantes y que lo seguirán siendo, pero hay otras que parecían serlo y al final... no lo eran tanto.
Allá por el mes de septiembre, después de la primera sesión de quimioterapia, le dije adiós a mi melena y a mi pelo; un golpe duro al que le dediqué el post de 'El Espejo'; era doloroso enfrentarse a la nueva imagen que había llegado a mi vida; a mi nuevo yo. Ahora viendo dónde estoy y echando la vista atrás, puedo decir que esa pérdida es mucho menos importante de lo que en realidad nos creemos: el pelo, es lo de menos. Puede que le demos tanta trascendencia sólo por el significado que tiene; estamos enfermas y desde ese momento todos pueden verlo, pero hasta entonces, nuestra enfermedad podía pasar completamente desapercibida. Ahora, después de haber terminado con la quimioterapia y habiendo pasado dos veces por quirófano, puedo asegurar que el pelo es lo menos importante porque lo que más importa de todo esto, es saber que no estamos solas; que los verdaderos amigos están siempre, nos pase lo que nos pase; que hay gente dispuesta a echarnos una mano sea cuando sea y sobre todo, que quien nos quiere, lo va a seguir haciendo independientemente de nuestro aspecto físico.
Mi cabeza en estos momentos está cubierta por menos de un centímetro de pelo, sigo teniendo algunas marcas ocasionadas por la quimio y sólo tengo un pecho: ¿y qué? Ya no necesito los gorros oncológicos, no quiero llevarlos más; hace días que dejé de usarlos. Hay quien me mira y hay quien no lo hace; todo eso me da igual. Yo me siento estupenda y más segura que nunca; estoy orgullosa de la persona que soy porque lo que soy no lo he conseguido por tener una larga melena ni dos pechos; lo que somos se forja desde el interior; cuando entendamos eso, habremos entendido mucho de la vida.
Y a ti, pequeña guerrera de melena rizada casi pelirroja que acabas de empezar la guerra, quiero decirte que aquí está mi espada para que luches y mi armadura para que aguantes los golpes; yo por el momento, parece ser que ya no las voy a necesitar, así que guerrera mía...son todas tuyas; si yo he podido hacerlo, tú también. Porque lo mejor... está siempre por llegar. Fuerza y Honor.