Rosalía Santaolalla

Sin entrar en detalles

Rosalía Santaolalla


Ay, Mare

17/06/2021

Fueron unas inspiradas líneas de diálogo en la película Beautiful Girls que le tocaron en suerte a la actriz Rosie O´Donnell. Su personaje les explicaba a unos desnortados Timothy Hutton y Matt Dillon que las mujeres reales tienen estrías, arrugas y celulitis y que lo que ellos admiraban y deseaban no existe. Les decía más cosas y de forma más gráfica, señalando ejemplos en una Penthouse, pero estarán conmigo en que no hace falta que se las reproduzca aquí. En todo caso, aquel potente discurso quedó diluido como un azucarillo en un camión cisterna: si por algo se recuerda la peli es porque enseguida los medios señalaron a Natalie Portman, de aquellas una adolescente, como una nueva Lolita. Ya habían escogido una nueva sex symbol: de apenas 14 años. Si el personaje de Rosie O´Donnell no quería caldo, ahí tenía unas cuantas tazas.
25 años después del estreno de aquel filme, hacemos noticias y grandes titulares porque una actriz quiere aparecer en un cartel promocional de una serie con su verdadera cara y pide que en una escena con poca ropa no hagan retoques a su cuerpo, que ha vivido cuarenta y tantas primaveras y un par de embarazos. Porque ella es así, oigan. Será porque yo ya estoy acostumbrada a ver arrugas y cartuchera en el espejo, pero cuando vi a la maravillosa Kate Winslet en Mare of Easttown pensé en lo estupenda que es y está, no en si le sale flotador por encima de los pantalones.
Me gustaría haberlo aprendido mucho antes y ojalá pudiera convencer a mi vástaga adolescente de esto mismo: que la perfección no existe más que en los catálogos online, Photoshop mediante, que cada uno y cada una somos distintos y lo que mola es no parecerse a nadie y que si la perfección estética fuera importante para nuestro bienestar, la evolución lo habría solucionado ya por su cuenta. Mi señor padre decía que si el pelo fuera importante estaría dentro de la cabeza. Claro que él era calvo desde los cuarenta. Y tan feliz.