Juan Francisco Lorenzo

Pensar con los ojos

Juan Francisco Lorenzo


Ley de Eutanasia

29/03/2021

Cuando se ha tenido la experiencia de algo no hace falta elaborar un concepto para entenderlo, se conoce porque se ha vivido. Pero las ideologías se sustentan en conceptos y cada una elabora los suyos y se alimenta de ellos. Para que la muerte no sea un concepto hay que haber tenido relación con ella, haber vivido una situación de prolongado sufrimiento o haber braceado contra corriente acompañando a un ser querido en ese tránsito de la vida a la muerte en el que tantos interrogantes aparecen y tanto miedo se siente. A partir de ahí, la muerte se convierte en una experiencia y deja de ser un concepto. Los más afortunados no han pasado por esto, pero es cuestión de tiempo que tengan que afrontarlo en algún momento.
La aprobada ley de la eutanasia no obliga a nada a nadie, ofrece cobertura legal para que en una situación de enfermedad de carácter crónico, sin posibilidad de curación o mejoría tras agotar los tratamientos existentes, tras valorar profesionales competentes la enfermedad de que se trate con un análisis minucioso de la situación del paciente, escuchando sus argumentos y a sus cuidadores, con todo eso, poder hacer una evaluación de lo que esa persona solicita teniendo en cuenta su trayectoria, su pronóstico y su contexto.
Nada de esto es una cultura de la muerte, es un acompañamiento solidario y compasivo en una situación de prolongado sufrimiento que no quiere perpetuarse más y reclama un digno final.
Quienes hemos acompañado por causas profesionales a muchas personas en procesos de muerte, sabemos que esta petición tiene carácter excepcional, y no tendrá un efecto llamada porque el más allá es el secreto mejor guardado que más respeto nos impone, pero si alguien lo solicita debe ampararse en un marco legal. 
Tras esto, la siguiente necesidad urgente es una ley de cuidados paliativos que garantice en los hospitales y en los domicilios, una adecuada cobertura sanitaria integral que humanice el sagrado momento de ese tránsito en las mejores condiciones desde el punto de vista del manejo del dolor y otros síntomas, del cuidado de la intimidad, del respeto a las últimas voluntades y todo lo que necesiten la persona y su entorno en ese supremo acto final. 

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