René Payo

Del Ayer al Hoy

René Payo


Esperando a Bañuelos

02/06/2020

Muchos esperamos que más pronto que tarde la ‘nueva normalidad’, ese término que tanto nos inquieta, nos permita recobrar los proyectos que quedaron en el tintero a raíz de la crisis sanitaria en la que aún vivimos. En ese deseo de ir caminando por sendas de regreso, pausado y seguro, a nuestras rutinas quiero señalar que a muchos les sonaron a gloria las campanas que vibraron en los campanarios burgaleses hace 12 días y que parecían anunciar la llegada de una nueva y verdadera primavera de esperanza.
Pues bien, en algunos días, la sala Valentín Palencia de la Catedral de Burgos abrirá de nuevo sus puertas para permitirnos contemplar una gran exposición, organizada en el marco del VIII Centenario de nuestra catedral y con la cual se reanudarán las actividades públicas de la fundación que gestiona los actos de este acontecimiento. Alberto Bañuelos, uno de los más importantes escultores españoles contemporáneos, regresa a Burgos por la puerta grande con una singular muestra cargada de plasticidad y espiritualidad. Por un lado, encontraremos los potentes bloques pétreos transformados, domeñados por Bañuelos como los antiguos canteros medievales sometieron las viejas piedras extraídas de Hontoria. El sólido pétreo enfrentado al vacío, que tiene sus orígenes en Moore o Chillida y que este escultor lleva hasta sus máximos extremos, dialogará con los textiles tejidos en las remotas tierras afganas en delicada seda de bambú y algodón, donde se intuyen las manos de las mujeres que los hicieron, transformados por el impulso creador del artista con rasgados que son capaces de generar dibujos evocadores de otros tiempos y culturas primigenias, generando metáforas de ventanas, celosías o antiguos sistemas de escritura. Obras que contrastan entre sí, pero que todas destacan por la sinceridad de recurrir no solo a materiales esenciales sino también por huir de cualquier artificiosidad innecesaria. Sin duda, que una gran exposición como esta, más por la calidad y valentía que por el tamaño, es la mejor forma que tendremos de ir regresando a la normalidad de la programación cultural del VIII Centenario catedralicio.