Juan Francisco Lorenzo

Pensar con los ojos

Juan Francisco Lorenzo


Jóvenes

05/12/2022

Dicen los expertos que este país necesita fontaneros, encofradores, albañiles, camareros, electricistas y no sé cuántos oficios más en los que somos deficitarios. La formación profesional no tiene gancho aunque, tal y como están las cosas, la formación universitaria tampoco garantiza trabajo de calidad, a largo plazo y bien remunerado para muchos licenciados que andan a la búsqueda de empleo.

Pero más allá de las fronteras del mercado laboral este país necesita también un modelo de sociedad vivible, respirable, en el que las personas encuentren apoyos cuando naufragan en sus necesidades, y para eso necesitamos personas solidarias, compasivas, empáticas y altruistas, y seguramente con otros muchos valores aunque no estemos en un mundo de valores sino de precios. 

Así se lo decía hace unos días a unos jóvenes estudiantes de instituto en un encuentro con ellos para hablarles de la prevención del suicidio, asunto que se ha sacado de la clandestinidad con el fin de visibilizarlo y verbalizarlo porque negar la realidad, negar lo que existe, nunca es una buena estrategia para resolverlo. Y no es que se pretenda hacer desaparecer hechos tan dramáticos, pero si se emplean medios, tiempo y personas dedicadas a ello siempre se conseguirán mejores resultados. 

Vivimos con el estereotipo de que la juventud está mal, y yo me pregunto si la madurez o el último tramo por decirlo de otra forma están bien, y para mí que no. No es este un asunto de edad sino de contextos, y nuestro contexto social es mejorable en todos los tramos de edad. La salud emocional de la sociedad tiene un carácter colectivo, no va por edades, y en ese aspecto si uno tiene a su alrededor personas solidarias, empáticas, compasivas o altruistas tiene un contexto protector frente al aislamiento, el individualismo o la soledad, síntomas del covid persistente social que forma parte de la herencia que este maldito virus nos ha dejado.

Jóvenes del mundo: Si os convertís en fontaneros solidarios, albañiles empáticos, camareros amables, voluntarios altruistas o amigos compasivos no estaréis ejerciendo sólo una profesión o un acompañamiento, estaréis trasformando una sociedad que ha olvidado qué significa ser humano.