Jesús de la Gándara

La columnita

Jesús de la Gándara


La COVID y la luna

28/12/2020

La era COVID ya dura demasiado, nos está afectando, excede nuestra capacidad de lucha. Al principio usamos lenguajes bélicos para disimular nuestra vulnerabilidad y desconcierto, himnos de cohesión y canciones contra de miedo. Pero ahora ya estamos hartos. Ni cantamos, ni gritamos, ni luchamos, de puro agotamiento. Sufrimos indefensión aprendida y fatiga generalizada, síndromes que tiene mala cura si nada nos ayuda a recuperar la capacidad de afrontamiento. Esa es la conjunción sombría en la que tiemblan nuestras vidas, sin una hilera de piedrecitas blancas que nos ayude a encontrar el camino de regreso en esta noche oscura. Cuando se llega a esa situación es como si estuviéramos colectivamente deprimidos, todo es negro y frío, un pozo sin fondo y sin salida. Pero a veces, desde lo profundo se ve abrir un resquicio en el nuboso cielo por el que se asoma la luna y entonces… 
…hay señales en el cielo y en la tierra que pueden convocarnos a la esperanza. El 21 de diciembre se alinearon Júpiter y Saturno, lo que no sucedía desde hace 800 años. Como una estrella de Belén que podría guiarnos hacia la renovación de la vida el año 21, el cual en Burgos es festivo, el 800 de la Catedral. He ahí una conjunción de signos que deberíamos aprovechar para convocar una reunión de la salud y alegría y volver a reír y cantar juntos. El día 31 de diciembre es un buen momento para empezar a hacerlo. Iluminados por la última luna llena del año podemos asomarnos al pretil del pozo, salir a la ventana y gritar juntos, para asustar al año viejo y que se marche para siempre, y nos deje ver la luna del 21 de la primavera. 
A veces, cuando se está en indefensión y parece que ya no se puede más, los humanos recurrimos a signos celestes buscando consuelo, explicaciones irracionales pero eficaces. Lucecitas, campanillas y guirnaldas que funcionan como un antidepresivo inmenso, que quien lo cata se cura. Esa es una buena receta, la conjunción inteligente de prudencia mansa y presencia briosa para enfrentarnos al riesgo y esquivar el miedo. 
Como la luna, que parece yerta, pero es muy lista, pues siempre está de vacaciones tomando el sol, y nos envía un poco de luz para iluminar las noches más oscuras.