Fernando González Urbaneja

Cartas desde 44 leguas

Fernando González Urbaneja


2022 no puede ser peor

04/01/2022

El nuevo año, 2022, tiene una presentación extraña, tres doses y un cero. Todos los años al comienzo parecen raros, cuesta unos días acostumbrarse. Algunos ya han hecho bromas alterando el orden de los números. Pero lo más común en las felicitaciones de año que me han llegado es el deseo de que acabe el ciclo que iniciamos a principios del año 2020 con la pandemia del nuevo coronavirus que han llamado COVID-19, el mensaje dominante iba de la resignación a la esperanza tímida, desconfiada. «Feliz año, y que no sea peor que el que dejamos».

Gente lista, de Schumpeter a Popper, que a lo largo del tempestuoso siglo pasado supieron hacer las preguntas y proporcionar muchas respuestas que eran renuentes al pronóstico. El primero escribió que la prognosis era un arte imposible, que mejor no incurrir en ello, Y el otro sostenía (lo recordó ayer en ABC Guy Sorman) que prever el futuro es inaceptable, porque el porvenir no existe, y la ciencia no puede trabajar con lo que no existe. Es obvio que el futuro tiene muchas respuestas que empiezan por esa dichosa palabra que es «depende…»,  o esa otra que empieza por «no obstante…».

Un dato es que cuantos se arriesgan a predecir los asuntos críticos para el nuevo año suelen equivocarse por mucho. Ni son todos los que aparecen, ni aparecen todos los asuntos que luego son. Por ejemplo, casi nadie advirtió a principios del 2020 que el covid-19 empezaba a circular por el mundo con consecuencias letales. 

Con una esperanza ingenua, providencialista apostamos por que el nuevo año de los doses, el 2022, no va a ser peor que los dos precedentes, que podemos aspirar a recuperar los niveles y las expectativas del 2019; alcanzar una normalidad vieja, porque la nueva que nos prometieron hace más de un año no es nada tranquilizadora. 

Lo mejor de todo lo pasado durante los dos últimos años ha sido la respuesta de la ciencia, que ha sabido cooperar y trabajar sin desmayo para buscar remedios y explicaciones. Las vacunas cada son vez más precisas y los tratamientos más adecuados. Más contagios, pero menos padecimientos, y sobre todo menos fallecimientos. Por eso la propuesta de que este no será peor me parece razonable y esperanzadora. 

No seamos más ambiciosos.