Vladimir V. Laredo

Petisoperías

Vladimir V. Laredo


Cuerpo de Verano

05/05/2021

Unas horas antes de escribir estas líneas, llovía a cántaros y estaba oscuro. Todo hacía prever tarde de peli, sofacito y manta. Al rato, paraba y salía el sol. Un sol de esos que, aunque no quieras, te invita a salir a la calle. Así que, como no tenía nada mucho mejor que hacer y además andaba procrastinando en lugar de hacer algo levemente útil, como, no sé, escribir esta columna, me he calzado mis zapatillas de trotar cual cochino feliz huyendo de su cochiquera y me he lanzado a las calles a disfrutar de este leve pero prometedor arranque primaveral.
Me pasa que, pese a todos los complementos, esto es, gorra, mascarilla y gafas de correr PRO porque así a ojos del que me mira parece que voy más rápido, la gente me sigue reconociendo. La gente que me conoce, quiero decir, no es que me vayan pidiendo autógrafos ni nada de eso. Así, tras estirar un poquito, sin alardes, he comenzado mi demoledor trote. En los poco más de treinta minutos que he dedicado a esto del correr me han saludado, como les digo, tres conocidos, me han ladrado cinco perros y me ha pitado uno desde su coche por saltarme un semáforo apenas por dos segundos. Esto último no está bien, de hecho, está muy mal, pero hay veces que cuando pones una locomotora en marcha a una velocidad constante es más fácil descarrilar que pararla a tiempo, y en eso estaba. En no descarrilar, me refiero.
Soy de esos corredores (si se me puede llamar así, que no creo) a los que les gusta fardar de sus hazañas en redes sociales, que uno estará fondoncete, pero aún tiene reprís, y he parado unos segundos para sacar alguna foto resultona con la que ilustrar mis avances. Al sol (soy muy obsesivo con esto), a un charco secándose y a un pequeño caracol que se abría camino desde la maleza hasta una estrecha acera. He metido tripa a lo David Hasselhoff cuando me he cruzado con otros deportistas obviamente en mejor forma que yo, y he saludado con un leve gesto. Esto es duro, y hay que esforzarse. A pesar de los estragos de este último año y pico y todas sus vicisitudes, yo creo que, a poco que me lo proponga, a mis cuarenta y pocos tacos llego a tiempo para lucir un buen cuerpo de verano. Del 2022. Pero de verano.