Resulta curioso. No han pasado nada más que cuatro días desde que se celebraron las elecciones autonómicas y las sensaciones de cierta euforia ya se han esfumado. Vuelta a la realidad. A la triste realidad si hablamos de sanidad en el ámbito rural de la Ribera del Duero. 

Tras una cierta 'tregua' por la cita con las urnas, los alcaldes vuelven a pronunciar frases como «ningún político quiere saber nada de los pueblos salvo cuando hay elecciones». O «cada vez estamos más abandonados». Quienes pronuncian estas palabras son algunos de los regidores del Partido Popular que, en plena campaña, se reunieron con el consejero de Sanidad, Alejandro Vázquez, en una bodega de Roa de Duero. En ese encuentro, el consejero les trasladó que es conocedor del problema y les manifestó que la situación «no es tan grave como la pintan». De hecho, aventuró que «en un mes o mes y medio se arreglaría» el asunto. Siempre, eso sí, de acuerdo con lo expresado por algunos de los asistentes. En definitiva, trató de calmarles, pero a juzgar por sus palabras, no parece que lo haya conseguido. 

Justamente esta semana se ha incorporado un médico más al equipo que atiende a 28 pueblos de la zona básica de salud de Roa. Sin embargo, mañana viernes se marchan otros tres doctores que cambian de destino tras participar en el concurso de traslados. En la Gerencia de Primaria confían en que las vacantes se cubran con la llegada de los sanitarios que aprobaron la oposición de 2019 y que se encuentra en la recta final. Ojalá sea así. No hay mayor deseo entre quienes viven en el medio rural. 

Ahora bien, tampoco ya (casi) nadie se cree unas promesas que suenan irremediablemente a humo. Algunos consultorios suman 2 años sin un médico que pase consulta. Déjense de cuentos. Vayan a las cuentas.