René Payo

Del Ayer al Hoy

René Payo


García Cadiñanos

13/07/2021

Son muchísimos los sacerdotes diocesanos, de ayer y de hoy, que merecen un recuerdo en esta o en otra columna. Solamente quiero recomendarles el libro Aquellos estupendos curas que yo conocí de un magnífico sacerdote, Javier Gómez Oña, para recordar a los que ya no están con nosotros, pero cuyo eco aún se hace presente en nuestros días. Por fortuna, otros muchos se hallan compartiendo nuestras vidas. 
Orgullosos, aunque estos días un tanto tristes por la próxima partida de uno de sus hijos, deben de sentirse los padres de Francisco Javier y Fernando García Cadiñanos por la labor que han llevado y llevan a cabo en su ejercicio sacerdotal. Al ver los logros conseguidos por ellos en esta misión, se verán reconfortados en estos momentos de plenitud de sus vidas. Conozco a ambos hermanos, más a Fernando con el que he tenido la oportunidad de compartir muchos momentos, ya que formamos parte de una misma generación. De Francisco Javier quiero destacar el compromiso con los demás, siendo un buen ejemplo de pastor de esa Iglesia que tiene como norte el servicio a los más necesitados, en plena sintonía con el papa Francisco y con la agenda social de la que tanto habla don Mario, nuestro nuevo arzobispo.
De Fernando quiero resaltar también su gran vocación de servicio, incardinada en lo mejor de la Doctrina Social de la Iglesia, ejemplificada en estos últimos años en su labor al frente de Cáritas Diocesana a lo largo de más de un lustro. Pero también debo recordar su infatigable vocación por el trabajo y su indudable capacidad de gestión y de búsqueda de soluciones a los problemas. No está sobrada nuestra diócesis de sacerdotes que, ante la sequía de vocaciones, tienen que multiplicar sus esfuerzos para llegar a tantos lugares y servicios. Por eso, la marcha de Fernando a su nuevo cargo como obispo de Mondoñedo-El Ferrol deja un hueco entre nosotros. Echaremos de menos ese saludo tan suyo de «A la paz de Dios, hermano», pronunciado siempre con alegría y será reconfortante cuando se lo volvamos a oír aquí o en las tierras gallegas. Enhorabuena, don Fernando, y buena suerte en su nuevo destino.