Cavia consolida el puente romano en riesgo de hundirse

I.P.
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Los trabajos se prolongarán al menos durante un par de meses y se centrarán en la reposición de las piedras perdidas en el arranque de los ojos y en centrar los pretiles que se han desplazado

Los trabajos se centran en reponer las piedras del arranque de los ojos. - Foto: Patricia

Las obras de consolidación estructural del puente de origen romano de Cavia ya están en marcha. Adjudicadas a la empresa Rehabilitaciones Aibur, se prolongarán al menos durante los dos próximo meses en esta primera fase de los trabajos para frenar el deterioro que ha venido sufriendo a consecuencia del paso del tiempo y del peso que ha soportando con un gran tráfico de  vehículos pesados, sobre todo agrícolas, ya que esta infraestructura sobre el río Ausín es el camino principal utilizado por los agricultores para salir a realizar las labores del campo. 

El principal problema que hace peligrar la estructura de esta ‘joya’ de 7 ojos, es la pérdida de piezas de la mamposterías en el arranca de los arcos del puente, pero también se han ido perdiendo los tajamares, es decir, los contrafuertes que rompen la corriente del agua, tanto aguas arriba como abajo. En estos primeros trabajos que se ejecutan desde hace unos días, se aparcan las obras para recuperarlos los tajamares, y las labores se centran en lo que el Ayuntamiento, en base al informe técnico, considera que es más urgente para consolidar el puente que corría riesgo de hundirse, como es  consolidar la base, reemplazar los elementos de mampostería perdidos y centrar la estructura que se ha ido desplazando. 

Así, en la ejecución actual se trata de reponer esas piedras que se han perdido, sobre todo en los arranques de los arcos y consolidar las que están deterioradas para evitar su desprendimiento. Se instalarán piedras nuevas, de características similares a las que conforman el monumento y, además, los bloques se labran in situ, es decir, el cantero va cortando a medida cada pieza que se va a reponer, explican el arquitecto municipal y Jesús Ruiz, de la empresa Aibur.

El tráfico de vehículos pesados es una de las causas de su deterioro. El tráfico de vehículos pesados es una de las causas de su deterioro. - Foto: Patricia

Una vez reconstruida esas zonas, con las nuevas piedras, se colocarán unas cimbras que sujeten bien los arcos, y una vez asegurados éstos se retirará el relleno interior del puente de tierra y zahorra hasta llegar a las piezas que conforman los arcos reforzándolo con un cascarón de mortero de cal y mallas para reforzarlo y hacer un único cuerpo. Finalmente, el camino se compactará hasta llegar a una cota similar que enlace los dos extremos y se echará una capa de zahorra. Más adelante podría optarse por un pavimento «en condiciones», bien hormigón o piedra para resaltar el valor de esta infraestructura milenaria, tal y como se acordó con Patrimonio. 

De momento, no se ha cerrado el tránsito por el puente de vehículos ni viandantes, mientras realizan estos trabajos sobre la base cerca del agua, pero se hará en cuanto se comience a picar y actuar en la zona superior, desviando entonces la circulación por la carretera de Cayuela.

El presupuesto de esa obra es de 48.000 euros, que el Ayuntamiento financia con cargo a los Planes Provinciales. Más adelante si hay recursos económicos, se ejecutará la mejora de los tajamares.   
mejora en el siglo xviii. El puente sobre el río Ausín es de origen romano, pero el deterioro sufrido con el paso de los siglos hizo necesaria en el siglo XVIII su demolición para levantar en el mismo lugar el puente actual, ya con de siete ojos, que aún conserva elementos originales en el basamento y tajamar que le confiere un valor histórico que enorgullece al pueblo. 

En 1753 fueron los canteros Francisco Díaz y Francisco Antonio Díaz quienes alertaron de que había un puente sobre el Ausín «muy maltratado», y que era necesario reconstruir los tres ojos con mayor hueco a la vez que reparar otros puentecillos. Dos años más tarde se encarga a Francisco de Bastigueta un puente nuevo, quien levantó el correspondiente plano y evaluándolo en 72.239 reales. 

El arquitecto vallisoletano Manuel Serrano dio el visto bueno al proyecto y al año siguiente era rematada la obra por Tomás Gómez Portilla en una cantidad de 74.900 euros, tal y como recoge J. Cadiñanos en su libro Puentes en el centro de la provincia de Burgos durante la Edad Moderna.