Miguel Calvo

El retrovisor

Miguel Calvo


Ya huele

22/09/2022

Aunque mayo de 2023 puede parecer lejano en el tiempo, ya huele a elecciones, «solo municipales», como insiste Fernández Mañueco. Los nervios están a flor de piel en algunos partidos políticos, aunque de momento son muchas más las incógnitas que las certezas de cara a esos comicios.

En el caso de la capital burgalesa sabemos que De la Rosa intentará repetir el éxito que consiguió in extremis en 2019, y que parece que el PP no va a complacer al PSOE en su deseo de que Carolina Blasco sea la candidata popular a la alcaldía. Otras muchas interrogantes se abren en otras formaciones políticas como Ciudadanos, Vox o Podemos.

Sin ánimo de meter prisas a nadie, en las elecciones locales tiene una especial importancia la pronta designación de los cabezas de lista, sobre todo cuando hay posibles cambios a la vista. Recuerdo, por ejemplo, que en junio de 1998 el PSOE ya anunció a Ángel Olivares como su candidato a la alcaldía para las elecciones del año siguiente, o que en julio de 2002 el PP burgalés dio a conocer el nombre del exministro Juan Carlos Aparicio como su candidato para 2003. También es cierto que este mismo partido apuró hasta diciembre de 2010 la designación de Javier Lacalle y que De la Rosa fue proclamado candidato del PSOE para los últimos comicios en noviembre de 2018.

Tras el batacazo de hace tres años, los populares tienen como principal objetivo -con o sin el apoyo de Vox- recuperar la alcaldía que obtuvieron con sus propias siglas entre 1991 y 1999, y desde 2003 hasta 2019. Daniel de la Rosa tiene el reto de que el PSOE, por segunda vez en su historia, vuelva a ganar en Burgos unas elecciones locales y el de conseguir los 14 concejales necesarios para gobernar en solitario, lo que a priori parece más complicado.

Con el viento a favor de los muchos millones que hay en las arcas municipales para proyectos e inversiones en estos meses que quedan, Daniel de la Rosa va a tener que jugar solo con su equipo dadas las malas perspectivas de su actual socio de gobierno, con el que es previsible que rompa peras en los próximos meses. Huele a elecciones. ¿Cuántos saldrán chamuscados?