El inicio del Mirandés no ha sido bueno, con un punto de los doce posibles. En el cuerpo técnico y en la plantilla hablaron tras el último tropiezo en Villarreal de la necesidad de sumar el primer triunfo, aunque todavía queda mucho en una competición larga, en la que todo está por decidir. Los rojillos disputan su novena temporada en el fútbol profesional y es la primera vez que no han vencido tras jugarse los cuatro duelos iniciales. Por este motivo, el miedo surge por la presión de verse en la parte baja de la clasificación en un vestuario joven.

No sucedía lo mismo en la primera temporada en Segunda, con Pouso, cuando los rojillos comenzaron la Liga con la conciencia de sufrir y con 4 puntos a estas mismas alturas. En la 2014/2015, con Terrazas al mando, también lograron un triunfo y un empate, como sucedió con Iraola. En todas, la renta les situaba en la parte baja de la tabla, pero al final lograron el objetivo, incluso en una de ellas obtuvieron la puntuación más alta del Mirandés en el fútbol profesional. 

Sin embargo, las mejoras rentas a estas alturas coinciden con las temporadas en las que peor lo ha pasado el Mirandés, incluidos los descensos, por lo que las estadísticas muestra que lo ocurrido hasta ahora no tiene porque ser determinante y por lo tanto el Mirandés tiene tiempo para reaccionar.

La situación más extrema se vivió en la 2013/2014, cuando en el banquillo comenzó Arconada y terminó Terrazas. Con el primero, sumaron en las cuatro primeras fechas diez puntos. Con tres victorias y un empate los jabatos afrontaron la quinta jornada líderes. La alegría se desvaneció según pasaban las jornadas, en un curso en el que el Mirandés descendió. Solo los despachos posibilitaron que los rojillos continuaran en la división de plata, tras el castigo administrativo al Murcia.

En la 2016/2017 el equipo sí que perdió la categoría, pero en el inicio de aquella temporada los rojillos comenzaron con un triunfo y tres empates. A estas mismas alturas aquel equipo estaba invicto, y ocupaba la séptima plaza que daba esperanzas a la afición de disfrutar de un curso sin sobresaltos, pero al final por Anduva pasaron cuatro entrenadores.

Con Lolo Escobar hace un año la ilusión también estuvo muy presente en el arranque de la competición. Con dos victorias y un empate, el bloque mostraba un potencial ofensivo que perdió peso con el paso de las jornadas.

Tras el buen inicio y aunque nunca estuvo en descenso, el club destituyó al entrenador extremeño. En su puesto llegó Etxeberria con el que el conjunto rojillo cerró la permanencia. Ahora es el técnico vasco quien tiene que enderezar el barco. Todavía tiene margen para reaccionar, pero aún así en el seno del vestuario tienen claro que el punto de inflexión y el primer triunfo tiene que llegar este domingo en Anduva ante el Andorra.