«El problema es el sistema. El Islam es inocente»

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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Hajar Ouadfel, de 25 años, no se cree la versión del asesinato de Irán y afirma que la mujer que no lleve la cabeza cubierta está desobedeciendo a su religión

Hajar, de 25 años, siempre viste vestidos largos y holgados y lleva hijab. - Foto: Valdivielso

En las antípodas de lo que piensan las dos Samiras sobre el velo está su paisana Hajar Ouadfel, de 25 años, que lleva viviendo en Burgos desde los 5 y que cuando cumplió 19 decidió «libremente», asegura, velarse, como en su día lo hizo su madre: «Llevarlo es un precepto más de la religión islámica: existe esa obligación, otra cosa es que haya mujeres que decidan hacerlo y otras no, pero si no te lo pones estás desobedeciendo. Es como rezar, es obligatorio y si no lo haces, desobedeces». Al principio fue un pañuelo corto en la cabeza que acompañaba a sus conjuntos de pantalones y camisetas pero ahora lleva un largo hijab que le enmarca su bonita cara de expresivos ojos negros y vestidos largos que le cubren completamente los brazos. Dice que su forma de vestir ha ido evolucionando como también lo ha hecho su fe que es, según cuenta, fruto de una profunda reflexión. La posibilidad de avanzar y colocarse un niqab, velo que solo deja al descubierto los ojos, de momento está descartada.

Más escéptica se muestra frente al drama de la joven Masha Aminí, que murió en Irán tras recibir una paliza de la  'policía de la moral' por llevar el velo descolocado y en las palabras de las mujeres iraníes, las de allí y las exiliadas, cuya protesta se ha cobrado ya tantos muertos: «Es que me cuesta muchísimo creer que porque llevaba el velo mal puesto le haya pasado eso. Además, yo he visto cómo son los velos de las iraníes y se las ve el pelo». En cualquier caso, «si hubiera sido así»  no le parece bien a Hajar que las chicas de allí se corten el pelo y quemen los velos en señal de protesta, tal y como se ha visto tanto en los medios de comunicación como en las redes sociales.

Me cuesta muchísimo creer que hayan matado a esa chica pero si hubiera sido así  no me parece bien que haya mujeres que quemen velos o se corten el pelo para protestar»

Con una voz muy calmada, esta chica (la única de media docena con las que contactamos que quiso defender públicamente su forma de vestir vinculada a su religión) sigue contando que lo que ocurre es que Irán «no es un país musulmán» y que en Occidente hay un gran equívoco a este respecto. «Si realmente fuera musulmán no hubiera recortado tanto las libertades de la gente. Son chiítas y se han desviado de lo que es realmente el Islam, del que han violado muchos preceptos. El problema no es el velo, es el sistema: el Islam es inocente».

Insiste una y otra vez en que todas las mujeres musulmanas que llevan el pelo cubierto lo hacen de forma libre y nada influenciadas por los varones de sus familias o por el qué dirán: «El 99,9% tienen una opinión propia sobre este asunto y sobre todo las que vivimos en países occidentales, no hay que olvidarse que el velo lo manda Dios y no los hombres. Y las cosas son más bien al revés, aquí o en otros países europeos como Francia se nos obliga a que nos lo quitemos, cuando es parte de nuestra identidad y con la obligación de no llevarlo se está coartando nuestra libertad», añade.

Hajar afirma que no solo las mujeres musulmanas están obligadas a llevar el velo sino que para los hombres también existe otro tipo de 'velo' que consiste en bajar la mirada cuando se cruzan con una mujer, llevar barba o no mostrar los brazos. «Se trata de ir de una forma modesta, de demostrar pudor, tanto mujeres como hombres».