«No llevar velo no nos hace menos musulmanas»

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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Las argelinas Samira Rahmoun y Samira Chabane, que llevan casi veinte años viviendo en Burgos, lamentan el asesinato de la joven iraní Masha Aminí por llevar el velo mal colocado y consideran que no puede ser que una creencia se rija por preceptos

Samira Rahmoun y Samira Chabane. - Foto: Valdivielso

Aunque Samira Rahmoun y Samira Chabane son argelinas -la primera de Orán y la segunda de la capital, Argel- se conocieron hace catorce años en un parque infantil de Burgos al que ambas iban con sus criaturas, y desde entonces son amigas.  Ninguna de las dos lleva velo a pesar de ser devotas musulmanas: «¡Es que somos argelinas, allí no nos obligan a ponérnoslo, nuestro país no es como Arabia Saudí o Afganistán, pero somos tan creyentes como las que más!», exclaman casi a dúo, aunque reconocen que a veces han sido víctimas de miradas reprobatorias, y no en su país sino aquí, por parte de otros musulmanes, algunas mujeres también «por desgracia». Las dos están estremecidas por lo ocurrido en Irán, donde la joven Masha Aminí murió tras los golpes recibidos por la denominada 'policía de la moral' de aquel país, que la acusó de llevar el velo mal colocado. A consecuencia de este hecho, las jóvenes (y muchos hombres) de aquel país se han lanzado a gritar a la calle contra el opresivo régimen en el que viven, en unas algaradas que le han costado la vida ya a más de setenta personas. «Esto tiene que terminar ya. Es increíble que en pleno siglo XXIpasen cosas así, que se siga obligando a las mujeres a taparse la cabeza como si fueran propiedad de los hombres y que se continúe creyendo en preceptos del año 1.400», dice Chabane, que insiste en que la devoción que ella siente por su religión no está en absoluto reñida con la forma en la que va vestida y con su bonita melena suelta.

No ha sido fácil encontrar en esta ciudad a mujeres musulmanas que no lleven el velo para escucharles opinar sobre lo que está pasando con las iraníes. Pero aquí están. Más complicado ha resultado hablar con las que sí lo llevan y oír también sus razones. Varias de ellas se ofrecieron a charlar con este periódico pero de forma anónima y, por supuesto, sin fotografías. «Le comenté a una amiga que lleva velo que queríais escuchar su opinión sobre lo de Irán pero se lo preguntó a su marido... ¡y a su hermano! y le dijeron que no se metiera en política. Yo le dije que cómo se le había ocurrido preguntarles y que esto no es política, que es una cuestión de derechos humanos... En fin, de todas formas yo las respeto».

Ambas Samiras no han llevado jamás la cabeza tapada. Sus respectivas familias son muy abiertas en este sentido, lo que les ha hecho a ellas muy libres, tanto que ambas están divorciadas y lo hicieron sin mayor complicación: «La gente no sabe que dentro del Islam existe el derecho a divorciarte de tu marido por ninguna razón más que porque ya no quieres seguir casada, porque se ha acabado el amor. Nuestra religión es muy abierta, el problema está en la interpretación que se hace de ella, que es tremendamente conservadora».

(El reportaje completo en la edición impresa de hoy de Diario de Burgos)