Marian Peña

Observando al Mundo

Marian Peña


Diario de una crisis

09/11/2022

El mes de octubre ha sido extrañamente caluroso, resulta inquietante pensar en lo que hay detrás de las altas temperaturas, pero me alegra poder descontar un mes del gasto en calefacción y no pasar frío; ahora tendré que rescatar mantas, prendas de abrigo y sábanas de franela para dilatar el momento lo máximo posible, así lo hacía mi abuela en los tiempos duros. Espero que el invierno no venga demasiado frío.

Por menos de un mes, las medidas del gobierno no llegaron a tiempo y mi casero no ha dudado en subirme el alquiler un 7% con lo cual este capítulo se lleva buena parte de mi sueldo mileurista que también paga en exclusiva, porque vivo sola, las facturas de electricidad, que se han doblado, y la cesta de la compra que está por las nubes. Tendré además que apagar luces y revisar lo que como, no va a ser fácil, me gusta alimentarme de forma sana y, curiosamente, los productos frescos y saludables son los que más se han encarecido y me niego a caer en la comida basura que siempre es la más barata. Solo me faltaba enfermar y tener que entrar en la lenta rueda de la sanidad pública o, aún peor, que esa lentitud me obligue a tener que acercarme a la medicina privada que no me puedo permitir.

Afortunadamente, aunque no llego a fin de mes, conservo mi empleo. Algunas de mis amigas, todas rozando los sesenta y solas, lo han perdido y tienen verdaderos problemas para subsistir, una vez agotado el paro, con la ayuda para mayores de 55. En vista de que no encuentran trabajo, qué más quisieran ellas, han intentado acceder a otras ayudas pero en ningún apartado aparecen los hogares unipersonales como factor de riesgo para la exclusión social. Por si fuera poco, sus bancos han empezado a cobrarlas una cantidad indecente por el mantenimiento de sus cuentas, por tener bajos ingresos, aducen, y nadie les para los pies por cebarse con los más débiles. 

En este caso, la única ventaja de vivir sola es que te evitas sufrir por cosas tan terribles como no poder dar de comer a tus hijos o ver cómo pasan penalidades, una realidad cada vez más frecuente.
Según el último informe Cáritas FOESSA, en nuestro país, tres de cada diez hogares no cuentan con ingresos que garanticen unas condiciones de vida dignas.