A falta de un par de semanas para que termine 2022 la Asociación de Asistencia a Víctimas de Agresiones Sexuales y Violencia Doméstica (Adavas) ha recibido a 28 personas adultas que demandaban apoyo psicológico y legal para hacer frente a un problema emocional derivado de haber sido víctimas de abusos sexuales durante la infancia. De todas ellas, 26 eran mujeres y 2, varones. Esta cifra, bastante significativa, según explica la coordinadora de la entidad, Almudena Román, no deja de crecer desde hace cuatro años. «Es un fenómeno que nos tiene sorprendidas porque se ha disparado de una forma impresionante  y cuyo punto de inflexión, el salto que ha experimentado, lo ubicamos a partir de los años 2018 y 2019», afirma. Y lo acredita con datos. En 2019 fueron 7 las peticiones de consulta, en 2020, 10 y en 2021, 26, 24 mujeres y dos hombres: «Tiene un sesgo de género clarísimo», añade la experta.

Este crecimiento, nunca visto antes para este tipo de delito, lo achaca la experta a varias razones. Por un lado, durante el confinamiento provocado por la pandemia «hubo mucho tiempo para pensar y muchas mujeres  reflexionaron sobre sus vivencias, traumas o dificultades emocionales y las achacaron a tocamientos u otra prácticas sufridas cuando eran unas niñas». A esto se le suma el incremento de conciencia social frente a este tipo de abusos (incluso la Iglesia Católica ha abierto en todas sus diócesis una oficina destinada a la denuncia de estos casos).  En el mismo periodo de tiempo del crecimiento de las consultas en Adavas se ubican las grandes manifestaciones de mujeres en todo el país contra la sentencia de la Manada y el fenómeno conocido como MeToo (Yo también, en castellano) por el que en las redes sociales se publicaron miles de experiencias individuales de mujeres que había sufrido algún tipo de abuso o agresión sexual, primero en Estados Unidos y luego en el resto del mundo, España incluida. Aquí, la periodista Cristina Fallarás lo impulsó con la etiqueta Cuéntalo y llegó a generar más de tres millones de tuits, de otras tantas mujeres que había experimentado tocamientos o acoso.

(La información completa y los datos estadísticos, en la edición impresa de este domingo o aquí)