La demanda de sexo de pago reúne a más de 500 prostitutas

ANGÉLICA GONZÁLEZ
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Las Adoratrices, orden religiosa que ofrece apoyo a este colectivo, asegura que la pandemia no ha reducido la actividad pero sí ha hecho que estas personas estén cada vez "más ocultas" en pisos y menos en clubes

El Ayuntamiento realizó en 2019 una campaña contra la prostitución poniendo el foco en los hombres que la sostienen. - Foto: Jesús J. Matías

Hace ya mucho tiempo que la orden de las Adoratrices viene observando en Burgos el fenómeno de la ocultación de la prostitución, es decir, que las mujeres que se ven obligadas a ejercerla lo hacen cada vez más en pisos -"más ocultas", en sus palabras- y menos en clubes de alterne y utilizando páginas webs y redes sociales para realizar los contactos, una realidad que han notado incrementado en la pandemia. Lo que no ha hecho la crisis sanitaria ha sido que disminuya el número de mujeres porque la demanda de sexo de pago por parte de los varones permanece en la provincia hasta el punto de que estas religiosas han establecido contacto con, al menos, 500 mujeres en contextos de prostitución que han precisado de algunos de sus servicios (jurídicos, psicológicos o de salud).

"A raíz de la pandemia esta ocultación ha aumentado mucho y nos ha dificultado el trabajo, primero por las consecuencias que ha traído para las mujeres a nivel psicológico y económico, y, por otro, por este desplazamiento de los lugares de prostitución. Las redes sociales han venido para quedarse y el ocultamiento ha ido a más porque aunque se anuncien nadie sabe dónde están físicamente y para nosotras es mucho más difícil el acceso", explican desde la orden, según cuya experiencia han desaparecido en este tiempo de covid varios clubes, a pesar de lo cual siguen existiendo más de una decena.

Las religiosas añaden que los clubes también se han reinventado "y muchos se han convertido en salas que organizan fiestas o que ponen mesas fuera y que han cumplido los horarios del cierre de la hostelería, otra cosa es lo que pasara dentro a partir de determinada hora". De hecho, no es difícil encontrar en redes anuncios explícitos de sus actividades, lo que a la orden no le sorprende: "Es que ellos son 'hosteleros', dicen que lo que ofrecen son copas y habitaciones donde la gente hace lo que quiere". Es lo que se llama la tercería locativa, que tiempos de Felipe González salió del Código Penal y que el Ministerio de Igualdad quiere volver a incorporar para "acabar con la impunidad de los dueños de los prostíbulos y penar el proxenetismo en todas sus formas", tal y como afirmó la ministra Irene Montero durante una sesión de control al Gobierno el pasado mes de octubre. Las Adoratrices afirman que "en principio" están a favor de esta medida pero que les preocupa "cómo se va a hacer, sobre todo para que esto no suponga más ocultamiento ni más vulnerabilidad para las mujeres".

Las religiosas contactan con las mujeres en prostitución a través del boca a boca ya que son muchos años los que llevan realizando esta labor y muchas de ellas ya las conocen: "Son ellas mismas las que nos llaman y a veces otras entidades nos las derivan con demandas de todo tipo. Últimamente ha crecido mucho la petición de asesoramiento jurídico porque quieren renovar su documentación o intentar traer a sus hijos y no saben cómo hacerlo. Y después vienen mucho porque están mal y aquí encuentran un espacio para hablar sin sentirse juzgadas y para hacer otras cosas si quieren con talleres de fortalecimiento de su autoestima, crecimiento personal y empoderamiento para poder desahogarse de sus preocupaciones y crecer como mujeres y personas".

Para esta participación no es necesario que hayan dejado el ejercicio de la prostitución y, de hecho, se les ofrece como espacio "en el que poder fortalecerse ya que muchas veces están en ese mundo porque no tienen otra alternativa y estar en nuestros talleres puede ayudarles a que no les dañe tanto". Y es que las mochilas emocionales que llevan son muy pesadas porque un elemento común a todas estas mujeres son las violencias que llevan a sus espaldas: malos tratos en la infancia, acoso, violencia sexual, etc.

Adoratrices tiene, además, siete plazas que están ocupadas por mujeres en prostitución que vienen de otras provincias: "El estigma que tienen encima es enorme y una mujer que ha estado en Burgos en este mundo y es conocida por sus 'clientes' tiene muy difícil recuperar su vida en el mismo entorno. Muchas veces reiniciar no es posible si no es en otro lugar que no sea tóxico para ellas".

El grueso de las mujeres atendidas por las religiosas son extranjeras (93%) procedentes, sobre todo, de Colombia, Brasil, República Dominicana y países del este, sobre todo, Rumanía y Rusia. Del 7% de españolas, se advierte, muchas son muy jóvenes "y de una gran vulnerabilidad, algunas con infancias destrozadísimas o procedentes de centros de menores; no se trata de mujeres que buscan en la prostitución una salida sino que sus biografías hacen que casi estén llamadas a entrar en ella quizás porque sus madres también lo hicieron o porque no tuvieron otro modelo". Del total de las atendidas, el 50% son víctimas de explotación.

En cuanto a la edad, existen prostituidas muy jóvenes pero también mayores de 35 y de 40 años, y se da la circunstancia que la crisis de la covid ha hecho que algunas que lo habían abandonado vuelvan porque no tienen otro medio de vida: "El común denominador de todas ellas es que se han visto obligadas por diferentes circunstancias a estar en prostitución y esto siempre les genera un daño: no conocemos a ninguna mujer que esto no le haya hecho un gran daño personal. Son muy vulnerables, han sido víctimas de muchas violencias que sufren las mujeres en general (de pareja, de abusos en la infancia) pero ellas de una forma más fuerte y por eso llevan mochilas emocionales muy pesadas".

¿Y CÓMO ES ÉL? Para que haya en Burgos 500 mujeres en prostitución tiene que haber muchos varones que tienen en el sexo de pago una de sus actividades lúdicas. ¿Qué perfil tiene el usuario de prostitución? Ninguno, afirman las monjas, "porque es cualquiera, todos los varones son potenciales usuarios de prostitución" y tienen muy claro el porqué: "A mayor distorsión de la educación afectivo-sexual que tengan más posibilidades tienen de ser consumidores de prostitución y esto tiene que ver, sobre todo, con las nuevas generaciones que han tenido muy pronto la pornografía al alcance de la mano porque cuando quieres a alguien lo cuidas y en las relaciones en prostitución lo que menos hay son cuidados, son relaciones de violencia, de prácticas muy violentas porque se reproduce el imaginario del porno en personas que para estos hombres no son importantes y a las que tratan como meros objetos".
Las Adoratrices -que se financian a través del Ayuntamiento, la Diputación, la Junta, el Gobierno central y de varias entidades privadas- no solo hacen una labor asistencial con las mujeres en prostitución sino que también tienen una parte de formación y divulgación que realizan en colegios e institutos. Después de las sesiones pasan una encuesta en la que preguntan a los jóvenes por qué creen que los hombres consumen prostitución.: "Muchos nos dicen que tiene que ver con la presión social, que si va su grupo de amigos no pueden negarse; otros, que se trata de gente que no liga o porque han visto cosas que a sus novias no se las pueden pedir. Sería importante que los jóvenes entrenen la empatía y se pongan en el lugar de la otra persona".