Las mujeres prostituidas destrozan en ese ejercicio tanto su salud mental como física. En este último aspecto, el ginecólogo Abel Renuncio, que ha profundizado mucho en el tema y realiza formación para la salud tanto dirigida a ellas como a las profesionales que trabajan con su apoyo (Comité Anti-Sida y distintas órdenes religiosas) y a estudiantes universitarios de Trabajo Social y otros grados, advierte que un porcentaje muy elevado padece trastorno de estrés postraumático, más intentos de suicidio que la media, un alto consumo de alcohol, tabaco y otras drogas, que en muchas ocasiones utilizan para evadirse de una realidad que las daña. También son mucho más frecuentes las infecciones de transmisión sexual: cáncer de cérvix uterino, VPH y patología cervical, lesiones genitales, irritaciones, hematomas, desgarros vaginales y rectales, lesiones extragenitales, orales o faríngeas (por el sexo oral) y lesiones anales o rectales (vinculadas al sexo anal).

Más de la mitad, además, ha pasado por la interrupción de un embarazo no deseado: "En estos casos les decimos que no esperen y que busquen ayuda pronto, que acudan a la Unidad de la Mujer y que no paguen ni contacten con nadie para hacer nada ni tomar ninguna medicación", explicó este profesional. Estas mujeres, como todas las burgalesas, tienen ya a su alcance en el HUBU la realización de un aborto farmacológico desde esta la semana pasada.