Vladimir V. Laredo

Petisoperías

Vladimir V. Laredo


¿Teléfono rojo?

28/09/2022

A estas alturas de la película he de decir que me alegro de que mi tocayo ruso tenga un apellido lo suficientemente gracioso en castellano como para que la gente que me rodea olvide que nos llamamos igual. A estas alturas de la película, o al menos a la altura en la que escribo estas líneas, un señor está obligando a una importante porción de la población de otro país distinto al suyo a votar en un referendo imposible la anexión o no de esas tierras al país invasor, con argumentaciones espurias. Así, ese señor pretende que, una vez que salga victorioso el 'sí' a esa anexión (no nos engañemos, otra cosa no va a salir), se vea con el peso suficiente como para atacar, o al menos amenazar con hacerlo, al resto del país al que arrebata parte de su territorio con una pequeña parte de su arsenal nuclear, ahí es nada, arrastrando probablemente al resto de países del mundo a un conflicto de desconocido y desagradable resultado final.

Y no sé ustedes, pero yo ya estoy hasta ahí de vivir momentos históricos. Y este lo es, y mucho. Si se quedan en silencio podrán escuchar los engranajes de la Historia con mayúsculas, que de un tiempo a esta parte no paran de girar y girar, haciendo que, por una vez, la renovación anual de los libros de texto de Historia Universal quizá sí tenga sentido. Toda la situación actual es como la de aquel abusón de la clase que se dedicaba a tocar las narices a todos apoyado en su pandillita, hasta que un mal día amenazó con ir a por la carabina de su padre y hasta esa pandillita que siempre lo respaldaba puso cara de incredulidad y se echó a un lado para no salir perjudicados de cara al resto. En este caso, obviamente, el abusón no está en clase, sino en su despacho, muy lejos de todos. Y no tiene la carabina de su padre para amenazar, pero sí un botón y un teléfono, probablemente rojo, que ninguno queremos que descuelgue. Ni siquiera los de su pandilla.

Mal vicio este que tiene la Historia de repetirse a sí misma con pequeñas o grandes variaciones. Mala idea esta de hacer que viejas películas de argumentos tremendistas puedan convertirse en realidad. Y peor ejecución si en esa realidad no hay ni siquiera un personaje que se parezca a Peter Sellers.
@VladimirConV

ARCHIVADO EN: Armas nucleares, Libros