Es un mar de recipientes metálicos concienzudamente alineados en una enorme parcela del polígono de Villalonquéjar. En el terreno que iba a ser destinado a párking de camiones y que llevaba años esperando su momento, toda una flota de contenedores que deberán sustituir a los actuales se está preparando para ser colocados a partir de finales de julio. Verlos agrupados impresiona.
Cientos de ellos, más de 500 a estas alturas pero creciendo a ritmo de una veintena diaria, se están montando sobre el terreno y se van agrupando por el tipo de residuo que albergarán. Todos son muy parecidos pero se distinguen por el color de la tapa (neutra para los restos no reciclables, marrón para el orgánico, azul para el papel, amarillo para los envases), metálicos y con pedal incorporado para facilitar la apertura.
(Más información, en la edición de papel de hoy de Diario de Burgos)